Página 259 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Cuando se encubre la reprensión
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Los hermanos fueron engañados y agraviados. Creyeron que
nosotros estábamos unidos con esos maestros, y siguieron sus ins-
trucciones, cuando estaban completamente equivocados. He escrito
a estos ministros con angustia de espíritu al ver la causa de Dios
perjudicada por su conducta insensata. Con cuánta ansiedad he ob-
servado el efecto de esos mensajes. Pero ellos los pusieron de lado,
y no permitieron que los hermanos se enteraran de nada acerca de
ellos, y por lo tanto no podrán recibir el beneficio de las instrucciones
que el Señor consideró conveniente dar.
Mi labor ha sido muy desanimadora, ya que he visto que no se
ha cumplido lo que Dios se había propuesto. Con frecuencia tengo
que preguntar con aflicción: ¿De qué sirve todo mi trabajo? Estos
hermanos adoptaron esta posición: Creemos en las visiones, pero la
Sra. White, al escribirlas, puso sus propias palabras, de modo que
nosotros creeremos únicamente la parte que pensamos que procede
de Dios, y dejaremos de lado la otra. Han seguido este curso de
acción y no han corregido sus vidas. Han profesado creer en las
visiones pero han actuado contrariamente a ellas. Su ejemplo y su
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influencia han hecho surgir dudas en las mentes de otras personas.
Hubiera sido mejor para la causa de la verdad presente que ambos
se hubieran opuesto a los dones. En ese caso el pueblo no hubiera
resultado dañado, y no hubiera tropezado en esos maestros ciegos.
Hemos esperado y orado que se corrijan y ejerzan una influencia
positiva sobre la grey; pero la esperanza ha muerto, y no podemos y
no nos atrevemos a seguir guardando silencio. Hemos perjudicado a
la iglesia de Dios por no haber hablado antes.
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