Página 281 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El norte y el sur
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La rebelión se manejó con tanto cuidado, tan lentamente, que
muchas personas que al comienzo se horrorizaron ante el pensa-
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miento de la rebelión, fueron influenciadas por los rebeldes para que
llegaran a considerarla recta y justa, con lo que miles de personas se
unieron a la Confederación del Sur. Estos simpatizantes influyeron
para que el gobierno actuara con prontitud y firmeza al comienzo de
la rebelión, aunque entonces no se encontrara preparado para hacer
frente a una guerra. El Norte se ha estado preparando para la guerra
desde entonces, pero la rebelión ha ido en constante aumento, por
lo que ahora no hay mejores perspectivas de someterla que hace
algunos meses. Miles han perdido la vida, y muchos han regresado a
sus hogares baldados y lisiados para toda la vida, habiendo perdido
la salud y las posibilidades de surgir en la vida; ¡Y sin embargo
cuán poco se ha ganado! Miles de hombres han sido inducidos a
alistarse con el entendimiento de que esa guerra tenía el propósito
de terminar con la esclavitud; pero ahora que se encuentran en el
ejército, han descubierto que fueron engañados, que el objeto de esta
guerra no es abolir la esclavitud sino preservarla en su estado actual.
Los que se aventuraron a salir de sus hogares y a sacrificar sus
vidas para abolir la esclavitud, se encuentran insatisfechos. No ven
ningún resultado positivo de la guerra, y ven solamente la preser-
vación de la Unión, para lo cual hay que sacrificar miles de vidas y
afectar miles de hogares. Un número muy grande de hombres han
perecido en el campo de batalla y muerto en los hospitales; otros
han sido tomados prisioneros por los rebeldes, que es una suerte
que debe temerse aún más que la muerte. En vista de todo esto pre-
guntan: Si tenemos éxito en someter esta rebelión, ¿qué habremos
ganado? Tan sólo pueden contestar con desánimo: Nada. No ha sido
eliminada la causa de la rebelión. El sistema de la esclavitud, que ha
arruinado nuestra nación, ha permanecido intacto y con el potencial
de desatar una nueva rebelión. Miles de nuestros soldados se sienten
desmoralizados. Experimentan enormes privaciones, que soportarían
voluntariamente si no hubieran descubierto que han sido engañados,
por lo cual se encuentran desanimados. Nuestros dirigentes están
confundidos y llenos de temor. Temen poner en libertad a los escla-
vos de los rebeldes, porque al hacerlo exasperarían al sector del Sur
que no se ha unido a la rebelión pero que mantienen firmemente la
esclavitud. Y también temen la influencia de los fuertes opositores