Página 285 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El norte y el sur
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timientos existentes en nuestro gobierno, y sabe que el propósito
de la guerra no es deshacer la esclavitud, sino únicamente preser-
var la Unión, y a ella no le interesa que ésta se mantenga. Nuestro
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gobierno ha sido muy orgulloso e independiente. Los habitantes de
esta nación se han exaltado hasta el cielo, y han despreciado a los
gobiernos monárquicos, y han sentido una sensación de triunfo en la
libertad de la que se jactan, mientras al mismo tiempo han permitido
voluntariamente la existencia de la esclavitud, que era mil veces peor
que la tiranía ejercida por los gobiernos monárquicos. En esta tierra
de luz se aprueba la existencia de un sistema en el que una parte de
la familia humana vive esclava de la otra parte, con lo que millones
de seres humanos se degradan y se rebajan al nivel de los animales.
En los países paganos no se encuentra nada igual a esto.
El ángel dijo: “Escuchad, oh cielos, el clamor de los oprimidos, y
recompensad a los opresores con el doble de sus obras”. Esta nación
será humillada hasta el polvo. Inglaterra está estudiando si es mejor
tomar ventaja de la condición actual de debilidad de nuestra nación,
y aventurarse a declararle la guerra. Está considerando este asunto
y procurando interesar a otras naciones. Si comienza una guerra en
el extranjero teme debilitar sus fuerzas en casa, y que debido a ello
otras naciones se aprovechen de su debilidad. Otros países se están
preparando activamente para la guerra aunque en silencio, y están
esperando que Inglaterra declare la guerra a nuestro país, para ellos
aprovechar la oportunidad de tomar venganza debido a las ventajas
que Inglaterra ha sacado de ellos en el pasado y a las injusticias a
que han sido sometidos. Una parte de los súbditos de la reina está
esperando una oportunidad favorable para romper su yugo; pero si
Inglaterra llega a la conclusión de que ello vale la pena, no vacilará ni
un momento en aprovechar las oportunidades de proyectar su poder
y humillar a nuestra nación. Cuando Inglaterra declare la guerra,
todas las naciones tendrán intereses particulares que defender, por lo
cual habrá una guerra generalizada, y una gran confusión. Inglaterra
conoce muy bien la diversidad de sentimientos existentes entre los
que procuran apagar la rebelión. También conoce la confusión que
reina en nuestro gobierno; ha observado con asombro el desarrollo
de esta guerra: las acciones lentas e ineficaces, la falta de actividad
de nuestro ejército y los gastos ruinosos de nuestra nación. Las
debilidades de nuestro gobierno son plenamente conocidas por otras