Página 294 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
cipitada retirada. Esto me pareció algo admirable. Luego se explicó
que Dios tenía esta nación en su propia mano y no soportaría que
se ganaran victorias con más rapidez de lo que él había ordenado,
y no permitiría más pérdidas de hombres del Norte que lo que su
sabiduría considerara adecuado, para castigarlos por sus pecados. Y
si el ejército del Norte en ese momento hubiera seguido presentando
batalla en su condición de agotamiento, la mayor lucha y destrucción
que les esperaba habría significado un gran triunfo para el Sur. Dios
no estaba dispuesto a permitirlo, de modo que envió un ángel para
que interfiriera en la batalla. La repentina retirada de las tropas del
Norte es un misterio para todos. No saben que la mano de Dios
había intervenido en este asunto.
La destrucción del ejército del Sur fue tan grande que no tuvieron
ánimo para celebrar el triunfo. Esta destrucción, que ocurrió cuando
ellos tenían todas las ventajas de su parte, y el Norte estaba en
gran desventaja, les causó una gran incertidumbre. Saben que si el
Norte tuviera igual oportunidad que ellos, ciertamente ganarían la
victoria. Su única esperanza consiste en ocupar posiciones difíciles
de alcanzar, y luego con sus armamentos lanzar destrucción en todos
lados.
El Sur se ha fortalecido notablemente desde el comienzo de
su rebelión. Si entonces el Norte hubiera tomado medidas activas,
esta rebelión habría sido sofocada rápidamente. Pero lo que en un
tiempo fue algo reducido, ha aumentado en poder y en número hasta
convertirse en algo sumamente poderoso. Otras naciones observan
de cerca lo que ocurre en este país, con un propósito del que no
fui informada, y están haciendo grandes preparativos para algún
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acontecimiento. Ahora existe gran confusión y ansiedad entre los
dirigentes de nuestra nación. Entre ellos se encuentran hombres que
favorecen la esclavitud y traidores; y mientras éstos supuestamente
favorecen la Unión, ejercen influencia en la adopción de decisiones,
algunas de las cuales hasta favorecen la causa del Sur.
Se me mostró a los habitantes de la tierra en gran confusión. La
tierra estaba afligida por guerra, derramamiento de sangre, privación,
necesidad, hambre y pestilencia. Cuando estas cosas rodearon al
pueblo de Dios, éste comenzó a unirse y a poner de lado sus pequeñas
dificultades. Ya no estuvieron controlados por la dignidad personal, y
una profunda humildad tomó su lugar. El sufrimiento, la perplejidad