Página 312 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el
mundo os aborrece”.
(
1 Juan 4:4-5
): “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis
vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está
en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el
mundo los oye”.
(
1 Juan 2:5-6
): “Pero el que guarda tu palabra, en éste verdade-
ramente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que
estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo”.
(
1 Pedro 2:9
): “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdo-
cio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
Cuando leemos la Palabra de Dios, con cuánta claridad aparece
que su pueblo ha de ser peculiar y distinto del mundo incrédulo que
los rodea. Nuestra posición es interesante y solemne; viviendo en los
últimos días, cuán importante es que imitemos el ejemplo de Cristo y
andemos en la forma como él anduvo. “Si alguien quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
Mateo 16:24
.
Las opiniones y la sabiduría de los hombres no deben guiarnos ni
gobernarnos. Siempre alejan de la cruz. Los siervos de Cristo no
tienen aquí su hogar ni su tesoro. Ojalá que todos ellos pudieran
comprender que solamente porque el Señor reina nos permite morar
en paz y seguridad entre nuestros enemigos. No es nuestro privilegio
reclamar favores especiales del mundo. Debemos consentir en ser
pobres y despreciados entre los hombres, hasta que se termine la
guerra y se gane la victoria. Los miembros de Cristo son llamados a
salir y a separarse de la amistad y el espíritu del mundo; su fortaleza
y poder consiste en ser elegidos y aceptados por Dios.
El hijo de Dios era el heredero de todas la cosas, y se le prometie-
ron el dominio y la gloria de los reinos de este mundo. Sin embargo,
cuando él apareció en este mundo, lo hizo sin riqueza ni esplendor.
El mundo no comprendió su unión con el Padre; la excelencia y la
gloria de su carácter divino les fueron ocultadas. Por lo tanto fue
“despreciado y rechazado por los hombres”, y “nosotros le tuvimos
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por azotado, por herido de Dios y abatido”.
Isaías 53:4
. Esta misma
experiencia de Cristo cuando estuvo en el mundo debe ser la de sus
seguidores. Estos son los hijos de Dios y coherederos con Cristo;