Página 325 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Filosofías vanas y engañosas
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ejecutan prodigios. “No alabarán los muertos a JAH, ni cuantos des-
cienden al silencio; pero nosotros bendeciremos a JAH desde ahora
y para siempre. Aleluya”.
Salmos 115:17
. Satanás transformado en
ángel de luz, obra con todo engaño de injusticia. El que pudo arre-
batar al Hijo de Dios, cuando fue hecho poco inferior a los ángeles,
y colocado sobre el pináculo del templo, y llevado a la cumbre de
una montaña altísima para presentarle los reinos del mundo, puede
ejercer su poder sobre la familia humana, que en fuerza y sabiduría
es muy inferior al Hijo de Dios, aun después que él hubo asumido la
naturaleza humana.
En esta era de degeneración Satanás domina a los que se apartan
de lo recto y se aventuran sobre su terreno. Ejercita su poder sobre
los tales en forma alarmante. Me fueron señaladas estas palabras:
“Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los
ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado
por su propia mente carnal”.
Colosenses 2:18
. Se me ha mostrado
que algunos satisfacen su curiosidad y juegan con el diablo. No
tienen verdadera fe en el espiritismo y retrocederían horrorizados al
pensar en ser un médium. Sin embargo, se aventuran a colocarse en
una posición donde Satanás puede ejercer su poder sobre ellos. Los
tales no se proponen penetrar hondo en esta obra; pero no saben lo
que están haciendo. Se están aventurando en el terreno del diablo,
y lo están tentando a que los domine. Este poderoso destructor los
considera como su presa legítima, y ejerce su poder sobre ellos
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contra la voluntad de los mismos. Cuando desean dominarse no
pueden. Entregaron su mente a Satanás, y él no renuncia a ella,
sino que los mantiene cautivos. Sólo el poder de Dios puede librar
al alma entrampada, en respuesta a las fervientes oraciones de sus
fieles discípulos.
La única seguridad consiste ahora en buscar como a un tesoro
escondido la verdad revelada en la Palabra de Dios. Los temas del
sábado, la naturaleza del hombre y el testimonio de Jesús, son las
grandes e importantes verdades que se han de comprender. Resulta-
rán como un ancla que sostendrá al pueblo de Dios en estos tiempos
peligrosos. Pero la masa de la humanidad desprecia las verdades de
la Palabra de Dios y prefiere escuchar las fábulas. “Y con todo enga-
ño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el