Página 324 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
de Dios, y dejaréis de confiar en los méritos de su sangre. Los que
son seducidos por esta filosofía se ven privados de su recompensa
por los engaños de Satanás. Confían en sus propios méritos, ejercen
una humildad voluntaria, y aún están dispuestos a hacer sacrificios
y degradarse, entregando su intelecto a una creencia sumamente
insensata, y aceptando las ideas más absurdas por intermedio de
seres que para ellos son sus amigos difuntos. Satanás ha enceguecido
de tal manera sus ojos y pervertido su juicio, que no perciben el
mal y siguen las instrucciones de los supuestos amigos difuntos, que
aseveran ser ahora ángeles de una esfera superior.
Satanás ha escogido un engaño eficaz y fascinador, bien calcu-
lado para ganar la simpatía de aquellos que han depositado a sus
seres amados en la tumba. Los malos ángeles asumen la forma de
estos amados, y relatan incidentes relacionados con su vida y eje-
cutan acciones que sus amigos realizaban mientras vivían. De esta
manera engañan a los parientes de los muertos y los inducen a creer
que sus deudos difuntos son ángeles que se ciernen sobre ellos y
se comunican con ellos. Se les tributa cierta adoración idólatra, y
lo que ellos digan tiene sobre esos parientes mayor influencia que
la Palabra de Dios. Estos malos ángeles, que aseveran ser deudos
muertos rechazarán la Palabra de Dios como cuentos ociosos, o, si
les conviene, elegirán las partes vitales que testifican de Cristo y
señalan el camino hacia el cielo, y cambiarán los claros asertos de la
Palabra de Dios a fin de hacerlos concordar con su propia naturaleza
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corrupta y arruinar las almas. Si prestan la debida atención a la
Palabra de Dios, todos pueden convencerse de que se trata de un
engaño destructor del alma. La Palabra de Dios declara en términos
positivos que “los muertos nada saben”. “Porque los que viven saben
que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga;
porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio
y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que
se hace debajo del sol”.
Eclesiastés 9:5-6
.
Los mortales seducidos están adorando a los malos ángeles, cre-
yendo que son los espíritus de sus deudos difuntos. La Palabra de
Dios declara expresamente que los muertos ya no tienen parte en
nada de lo que se hace debajo del sol. Los espiritistas dicen que los
muertos saben todo lo que se hace debajo del sol; que se comuni-
can con sus amigos de la tierra, que les dan valiosa información y