Página 357 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El norte de Wisconsin
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eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que
seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra
la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que
veas”.
Esta persona, cuya cara reconocí cuando la ví, se me dijo que era
la señora I. Ví que su vida no tenía la humildad que siempre debiera
caracterizar a los seguidores de Cristo. Cuando los pobres mortales,
por muy elevada que sea su profesión, se tornan justos a sus propios
ojos, entonces Jesús los deja para que sean engañados con respecto
a sí mismos. Se me mostró que esta mujer había ejercido influencia
sobre otros, y algunos se habían unido con ella para ridiculizar
las visiones. Deberán responder ante Dios de todo esto, porque
toda palabra de desprecio pronunciada contra la luz que Dios ha
considerado conveniente comunicar en la forma que él ha elegido
queda registrada.
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También se me mostró otra mujer que no se encuentra en unidad
con el pueblo que Dios está conduciendo. El espíritu de verdad no
mora en su corazón, y ella ha estado ocupada haciendo la obra que
mucho complace al enemigo de todo bien, para distraer y confundir
las mentes. (Reconocí a esta mujer el último día de reunión, y ella
se fue antes de haber terminado). Habla mucho y está dispuesta
a escuchar novedades y repetirlas, y describe detalladamente lo
que ella llama los errores de los demás; y a sus propias conjeturas
malignas las llama discernimiento. Coloca la luz como tinieblas
y las tinieblas como luz, y hace fingidamente largas oraciones. Le
gusta que la aprueben y la consideren justa, y ha engañado a algunos.
Desea enseñar a otros, y piensa que Dios le enseña a ella por encima
de todos los demás, pero la verdad no tiene lugar en su corazón.
Me fueron mostradas algunas personas más que unían su influen-
cia a la de los individuos ya mencionados, y juntos hacen todo lo
posible por apartarse del cuerpo y causar confusión; y su influencia
acarrea oprobio sobre la verdad de Dios. Jesús y los santos ángeles
están constituyendo y uniendo al pueblo de Dios, para que sea unáni-
me y sienta una misma cosa. Y mientras se los trae a la unidad de fe,
para que estén completamente de acuerdo en su consideración de las
verdades solemnes e importantes para este tiempo, Satanás trabaja
para oponerse a sus progresos. Jesús obra mediante sus instrumentos