Mal empleo de las visiones
Se me ha mostrado que algunos, especialmente en el Estado de
Iowa, convierten las visiones en reglas para medirlo todo, y han
adoptado una manera de proceder que mi esposo y yo nunca hemos
seguido. Algunos no están familiarizados conmigo ni con mi trabajo
y son muy escépticos con cualquier cosa que se parezca a una visión.
Esto es algo natural y puede superarse sólo mediante la experiencia.
Si hay personas que se sienten inseguras con respecto a las visio-
nes, no hay que desecharlas. La manera de proceder con ellas se
encuentra en el Testimonio número 8, en este mismo tomo; espero
que todos lo lean. Los ministros debieran manifestar compasión con
algunos miembros para ayudarles; otros se salvan por temor y hay
que sacarlos del fuego. Los ministros de Dios debieran actuar con
sabiduría para dar a cada uno su porción de comida, y para hacer esa
diferencia con distintas personas según lo requiera cada caso. El trato
dado a algunos en Iowa, que no estaban familiarizados conmigo, no
ha sido cuidadoso ni consecuente. Los que no tenían conocimiento
de las visiones han sido tratados del mismo modo como los que
habían tenido mucha luz y experiencia con ellas. A algunos se les
ha exigido que respaldasen las visiones, cuando no podían hacerlo
a conciencia, y de este modo algunas personas honradas han sido
empujadas a oponerse a las visiones y a mi persona, cosa que no
habrían hecho si sus casos se hubieran manejado con discreción y
misericordia.
Algunos de nuestros hermanos tienen larga experiencia con la
verdad y durante años han estado familiarizados conmigo y con la
influencia de las visiones. Han probado la veracidad de estos tes-
timonios y han afirmado su creencia en ellos. Han experimentado
la poderosa influencia del Espíritu de Dios sobre ellos como testi-
monio de la autenticidad de las visiones. Si tales personas, cuando
son reprochadas por las visiones, se alzan contra ellas y trabajan en
secreto para perjudicar nuestra influencia, habría que tratar fielmente
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