Página 408 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Padres e hijos
Se me ha mostrado que mientras los padres que temen a Dios
imponen restricciones a sus hijos, deben estudiar sus disposiciones
y temperamentos, y tratar de suplir sus necesidades. Algunos padres
atienden cuidadosamente las necesidades temporales de sus hijos;
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los cuidan bondadosa y fielmente mientras están enfermos, y luego
consideran que han cumplido todo su deber. En esto cometen un
error. Tan sólo han empezado su trabajo. También deben suplir las
necesidades de sus mentes. Se requiere habilidad para aplicar los
debidos remedios a la curación de una mente herida.
Los niños han de soportar pruebas tan duras, y de naturaleza
tan aflictiva, como las de las personas mayores. Los padres mismos
no tienen siempre una disposición anímica uniforme. A menudo
experimentan incertidumbre e indecisión. Trabajan bajo la influencia
de opiniones y sentimientos erróneos. Satanás los azota y ceden a
sus tentaciones. Hablan con irritación y de una manera que estimula
la ira en sus hijos, y son a veces exigentes e irritables. Los pobres
niños participan del mismo espíritu, y los padres no están preparados
para ayudarles, porque ellos son la causa de la dificultad. A veces
todo parece ir mal. Hay intranquilidad en el ambiente, y todos pasan
momentos desdichados. Los padres echan la culpa a los pobres
niños, y piensan que son desobedientes e indisciplinados, los peores
niños del mundo, cuando la causa de la dificultad reside en ellos
mismos.
Algunos padres causan borrascas emocionales por su falta de
imperio sobre sí mismos. En vez de pedir bondadosamente a sus
hijos que hagan esto o aquello, les dan órdenes en tono de reprensión,
y al mismo tiempo tienen en los labios censuras o reproches que
sus hijos no merecían. Padres, este comportamiento destruye la
alegría y la ambición en vuestros hijos. Cumplen vuestras órdenes,
no por amor, sino porque no se atreven a obrar de otro modo. No
ponen su corazón en el asunto. Les resulta un trabajo penoso en
vez de un placer; y a menudo por esto mismo se olvidan de seguir
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