Página 450 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
poder que la verdad ejerce sobre la mente y ésta queda sin restric-
ción, las tendencias naturales toman la delantera sin que sea posible
detenerlas.
El pastor Hull se siente cansado por el conflicto. Y desde hace un
tiempo ha estado deseando poder actuar con más espontaneidad, y se
ha ofendido por los reproches de sus hermanos. Me fue presentado
parado al borde de un temible abismo, listo para saltar. Si salta, será
un acto definitivo; su destino eterno quedará sellado. Está realizando
obras y adoptando decisiones para la eternidad. La obra de Dios
no depende del pastor Hull. Si abandona las filas de los portadores
del estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel para unirse al
grupo que despliega la bandera negra, sellará su propia pérdida y su
destrucción eterna.
Vi que los que así desean, pueden tener amplia oportunidad de
dudar de la inspiración y la verdad de la palabra de Dios. Él no obliga
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a nadie a creer. Pueden decidir confiar en las evidencias que a él le ha
complacido presentar, o bien dudar y perecer. En su caso, pastor Hull,
se trata de la vida o la muerte. Vi que usted estaba rodeado por una
nube de ángeles malos y que usted se encontraba muy a gusto entre
ellos. Satanás le ha estado contando una historia agradable acerca de
una modalidad de vida más fácil que mantenerse en constante lucha
con espíritus antagónicos; pero si elige ese proceder encontrará al
final que tendrá un pesado y terrible tributo que pagar.
Vi que usted se ha sentido fuerte en sí mismo y que ha pensado
que tenía argumentos imposibles de contradecir, por lo que no ha
confiado en el poder del Señor. Se ha lanzado con excesiva frecuen-
cia sobre el terreno de Satanás para hacer frente a un opositor. No ha
esperado hasta asegurarse de si la verdad o la causa de Dios exigían
una discusión, sino que se ha trabado en lucha con los opositores en
circunstancias que, con un poco de reflexión, habría podido discernir
que ese proceder no podía promover la verdad ni beneficiar la causa
de Dios. Así se ha perdido un tiempo valioso.
Mientras Satanás observaba, fue testigo del duro golpe que el
pastor Hull le asestó al espiritismo en Battle Creek. Los espiritistas
conocían la organización del pastor, y sabían que no sería en vano
realizar un esfuerzo decidido para derribar al que había causado
un perjuicio tan grande a su causa. Cuando se participa en discu-
siones con los espiritistas, no sólo se hace frente al hombre y sus