Página 453 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Comunicaciones para el pastor Hull
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mientras Satanás y sus ángeles sonreían con satisfacción a su al-
rededor. Si usted hubiera luchado con sus dudas y si no hubiera
animado al diablo a tentarlo al dar expresión a su incredulidad con
gran satisfacción personal, no habría atraído una cantidad tan grande
de ángeles caídos. Pero eligió expresar abundantemente sus oscuros
pensamientos. Cuanto más habla de ellos tanto más tenebroso se
torna. Usted está excluyendo de su vida hasta el último rayo de luz
celestial; y un gran abismo se está abriendo entre usted y los únicos
que pueden ayudarle. Si usted continúa en la dirección en que ha
comenzado a ir, encontrará desgracia, dolor y angustia. La mano
de Dios lo detendrá en una forma que no le agradará a usted. Su
ira no dormirá. Pero ahora lo está invitando. Ahora, sólo ahora, lo
llama para que regrese a su lado sin tardanza, porque lo perdonará
bondadosamente y sanará toda su apostasía. Dios está constituyendo
un pueblo peculiar. Lo limpiará y purificará, y lo preparará para la
traslación. Todo lo que sea carnal será quitado del tesoro peculiar de
Dios hasta que sean como oro refinado siete veces.
Vi que era una posición cruel en la que se encontraban los Hnos.
A y B al servir a los propósitos de Satanás permitiendo que sus
mentes funcionen dentro del canal de la incredulidad, tal como
Satanás se ha propuesto. Su mayor pecado ha sido dar expresión a
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esas negras dudas, a esa tenebrosa incredulidad, y atraer otras mentes
hacia el mismo lóbrego canal.
El pueblo de Dios será cernido así como el grano se cierne en un
cedazo, hasta que la paja quede separada del grano limpio. Debemos
contemplar a Cristo como nuestro humilde ejemplo e imitarlo. Usted
no está de acuerdo con la disciplina que necesita y no práctica la
abnegación que Cristo requiere de aquellos que son los verdaderos
herederos de salvación. Los que se dedican a la obra de salvar almas
son colaboradores con Cristo. La obra del Maestro se caracterizó
por una bondad y sacrificio personal constantes. Los que han tenido
a su disposición un sacrificio tan grande realizado para que ellos
pudieran convertirse en participantes de su gracia celestial, debieran
a su vez sacrificarse y negarse a sí mismos para contribuir a la gran
obra de llevar a otros al conocimiento de la verdad. Hay que poner
de lado los intereses egoístas; los deseos y la comodidad personales
no debieran estorbarle el camino a la obra de Dios en la salvación
de las almas. Los ministros de Dios están trabajando en el lugar