La esposa del ministro
El 5 de junio de 1863 se me mostró que Satanás trabaja cons-
tantemente para desanimar y descarriar a los ministros a quienes
Dios ha elegido para que prediquen la verdad. El medio más eficaz
que el diablo utiliza en su obra es la influencia en el hogar ejerci-
da por cónyuges no convertidos. Si consigue controlar sus mentes,
obtiene acceso fácil y rápido a los esposos que trabajan mediante
palabra y doctrina en la salvación de la gente. Se hizo referencia
a las advertencias que Dios ha dado repetidamente y a los deberes
que corresponden a la esposa del ministro; sin embargo dichas ad-
vertencias no han ejercido una influencia duradera. Los testimonios
dados han tenido sólo un efecto limitado por corto tiempo. Se ha
seguido la luz en forma parcial. La obediencia y la devoción a Dios
han sido olvidadas, muchos han descuidado la sagrada obligación
de aprovechar la luz y los privilegios concedidos, y vivir como hi-
jos de luz. Si pudiera descorrerse el velo y verse la forma como el
Cielo considera sus casos, se produciría un despertar, y cada uno
preguntaría atemorizado: ¿Qué debo hacer para ser salvo?
Si la esposa de un ministro no manifiesta dedicación a Dios, no
es de ayuda para su esposo. Mientras él trata de satisfacer la nece-
sidad de llevar la cruz e insiste en la importancia de la abnegación
personal, el ejemplo diario de su esposa con frecuencia contradice
su predicación y destruye su fuerza. En esta forma ella se convierte
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en un gran estorbo y a menudo aparta a su esposo de sus deberes y
de Dios. Ella no se da cuenta del pecado que está cometiendo. En
vez de procurar ser útil y de buscar con amor genuino a personas
necesitadas de ayuda, se retrae de la tarea y prefiere llevar una vida
inútil. No se siente constreñida por el poder del amor de Cristo y
por principios de abnegación y santidad. No elige hacer la volun-
tad de Dios ni ser colaboradora de su esposo, de los ángeles y de
Dios. Cuando la esposa del ministro acompaña a su esposo en su
misión de salvar almas, comete un grave pecado al estorbarle en su
obra sintiéndose infeliz y descontenta. En lugar de participar con
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