Página 481 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La reforma en la manera de vestir
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“4. El largo innecesario causa un peso adicional sobre las caderas
y los órganos abdominales.
“5. Estorba la acción de caminar y con frecuencia molesta a los
demás.
[405]
“Existe otro estilo de vestir que ha sido adoptado por un grupo
de damas que se denominan reformadoras de la vestimenta. Imitan
la forma de vestir de los hombres lo más cerca que pueden. Usan
el sombrero, los pantalones, el chaleco, el vestón y las botas, y esta
última prenda es la parte más sensata del traje. Quienes adoptan y
promueven este estilo de vestir llevan la así llamada reforma de la
vestimenta a extremos muy objetables. El resultado será confusión.
Algunas damas que adoptan esta manera de vestir pueden estar
correctas en su enfoque general del asunto de la salud, pero podrían
producir un beneficio mucho mayor si no llevaran el asunto de la
manera de vestir a tales extremos.
“En este estilo de vestir se ha cambiado la orden de Dios y sus
instrucciones especiales no se han tomado en cuenta. ‘No vestirá la
mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque
abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace’.
Deute-
ronomio 22:5
. Dios no quiere que su pueblo adopte este estilo de
vestir. No es ropa modesta y no es adecuada para mujeres modestas
y humildes que profesan ser seguidoras de Cristo. Las prohibiciones
de Dios son consideradas livianamente por los que abogan por la
eliminación de las diferencias en el estilo de vestir entre hombres y
mujeres. La posición extrema adoptada por algunos reformadores
de la manera de vestir perjudica su influencia.
“Dios estableció que debía haber una clara distinción entre la
ropa de los hombres y la de las mujeres, y ha considerado este
asunto de suficiente importancia para dar instrucciones específicas
concernientes a ella; porque si hombres y mujeres llevaran la misma
ropa, eso causaría confusión y un gran aumento de la conducta
delictuosa. Si el apóstol Pablo estuviera vivo y si viera a mujeres que
profesan santidad ataviadas con este estilo de ropa, las reprocharía.
‘Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor
y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos
costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que
profesan piedad’.
1 Timoteo 2:8-10
. La mayor parte de los cristianos