Página 525 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Mensaje para los jóvenes
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de cristianos, ¿pero qué es lo que se oye? Es una canción frívola
propia de los salones de baile. Entonces los santos ángeles retraen
su luz hacia ellos y la oscuridad rodea a los que se encuentran en ese
hogar. Ahora los ángeles se alejan de ese lugar con rostros tristes y
llorosos. Vi repetirse numerosas veces esta escena en todas las filas
de observadores del sábado, y especialmente en la localidad de ___-
__. La música ha ocupado el tiempo que debiera haberse dedicado
a la oración. La música es el ídolo que adoran muchos cristianos
que profesan ser observadores del sábado. Satanás no tiene ninguna
objeción contra la música cuando puede convertirla en canal para
tener acceso a las mentes de la juventud. Servirá a su propósito
cualquier cosa que sirva para apartar la mente de Dios y ocupar el
tiempo que debiera dedicarse a su servicio. Trabaja con los medios
que ejercerán la influencia más poderosa para mantener al mayor
número de personas sometidas a una agradable infatuación, mientras
ellas quedan paralizadas por su poder. La música es una bendición
cuando se la emplea en forma apropiada; pero con frecuencia se
la convierte en uno de los instrumentos más atractivos de Satanás
para entrampar a las almas. Cuando se abusa de ella, conduce a los
que carecen de consagración al orgullo, la vanidad y la insensatez.
Cuando se le permite que tome el lugar de la devoción y la oración,
se convierte en una terrible maldición. La gente joven se reúne para
cantar, y aunque declaran ser cristianos, con frecuencia deshonran
a Dios y su fe con sus conversaciones frívolas y su elección de
música. La música sagrada no conviene a su gusto. Se me llamó la
atención a las claras enseñanzas de la Palabra de Dios, que han sido
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descuidadas. En el juicio, todas esas palabras inspiradas condenarán
a los que no las tomaron en cuenta.
El apóstol Pablo exhorta a Timoteo “por mandamiento de Dios
nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo nuestra esperanza”: “Quie-
ro, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos
santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las mujeres se atavíen
de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso,
ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como
corresponde a mujeres que profesan piedad”.
1 Timoteo 2:2-10
.
El apóstol Pedro escribe a la iglesia: “Por tanto ceñid los lomos
de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en
la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como