Página 546 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El traspaso de las responsabilidades
Los hermanos observadores del sábado que traspasan sus respon-
sabilidades de mayordomos a sus esposas, pudiendo hacerlo ellos
mismos, no tienen sabiduría y al hacer esto desagradan a Dios. La
responsabilidad de mayordomo del esposo no puede ser traspasada a
la esposa. No obstante, esto se trata de realizar con gran perjuicio pa-
ra ambos. Un esposo creyente algunas veces transfiere su propiedad
a su compañera no creyente, esperando gratificarla de esa manera,
anular su oposición y finalmente inducirla a creer la verdad. Pero
esto no es más ni menos que un intento de comprar la paz, o alquilar
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a la esposa para que crea la verdad. El esposo transfiere a alguien que
no simpatiza con la verdad, los recursos que Dios le ha prestado para
adelantar su causa; ¿qué cuenta rendirá tal mayordomo cuando el
Gran Maestro requiera lo que es suyo con creces? Padres creyentes
a menudo han transferido sus propiedades a sus hijos incrédulos,
incapacitándose de ese modo para darle a Dios lo que le pertenece.
Al actuar así, dejan de lado la responsabilidad que Dios ha colocado
sobre ellos, y ponen en las filas del enemigo recursos que Dios les
ha confiado para que les sean devueltos al ser invertidos en su causa
cuando los pida.
No está en los planes de Dios que los padres que son capaces de
administrar sus propios bienes deban ceder el control de ellos, aun a
hijos de la misma fe. A menudo, éstos no poseen tanta devoción a
la causa como deberían, y no han sido enseñados en la adversidad
y aflicción como para darle alta estima al tesoro celestial y menos
al terrenal. Los medios colocados en las manos de los tales llegan a
ser grandes males. Es tentarlos a colocar sus afectos en lo terrenal
y su confianza en la propiedad, y sentir que no necesitan nada más.
Cuando llegan a sus manos medios que no han adquirido por su
propio trabajo, rara vez los usan sabiamente.
El esposo que transfiere su propiedad a su esposa le abre una
amplia salida de tentación, sea ésta creyente o no. Si es creyente
y naturalmente tacaña, inclinada al egoísmo y a la adquisición de
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