Página 547 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

El traspaso de las responsabilidades
543
bienes, la lucha para vencer será mucho más difícil con las propie-
dades de su esposo más las propias. Para ser salva, ella debe vencer
todos estos rasgos particulares malos e imitar el carácter de su divino
Señor, buscando la oportunidad de hacer bien a otros, de amarlos
como Cristo nos ha amado. Ella debería cultivar el precioso don
del amor que nuestro Salvador poseía en tal abundancia. Su vida
fue caracterizada por una benevolencia noble y desinteresada. Ni un
solo acto egoísta manchó su vida.
Cualesquiera hayan sido los motivos del esposo, él ha colocado
un terrible tropiezo en la senda de su esposa, estorbándole su es-
fuerzo para triunfar. Y si el traspaso se hace a los hijos, siguen los
mismos maléficos resultados. Dios lee sus motivos. Si es egoísta y ha
hecho el traspaso para ocultar su codicia y escaparse personalmente
de realizar cualquier cosa para adelantar la causa, la bendición de
Dios ciertamente no le acompañará. Dios lee los propósitos e inten-
tos del corazón, y prueba los motivos de los hijos de los hombres. Su
[463]
advertencia y evidente descontento puede no ser manifestado como
en el caso de Ananías y Safira; no obstante, al final el castigo no será
menor del que les fue infligido. Al tratar de engañar a los hombres,
mentían a Dios. “El alma que pecare, morirá”.
Los tales no soportarán la prueba del juicio con mayor ventaja
que el hombre que recibió un talento y lo escondió en la tierra.
Cuando se le llamó a rendir cuentas, acusó a Dios de injusticia:
“Yo sé que eres hombre duro, que siegas donde no has sembrado y
recoges donde no has esparcido: Y yo tuve miedo y fuí y escondí
tu talento en la tierra (donde no fuera beneficiada la causa de Dios
con éste): He aquí, tu talento”. Dios dijo: “Quitadle el talento y
dadlo a aquel que tiene diez talentos... Y al siervo infiel echadlo en
las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes”. Este
hombre tuvo miedo de que el Señor se beneficiara con la ganancia
de su talento.
Vi que hay muchos que han envuelto su talento en una servilleta
y lo han escondido en la tierra. Parecen pensar que cada centavo
invertido en la causa de Dios es irrecobrable. Para los que se sienten
así, así es. No recibirán premio. Dan renegando, solamente porque
se sienten obligados a hacer algo. Dios ama al dador alegre. Los que
se precian de poder transferir su responsabilidad a su esposa o hijos
son engañados por el enemigo. El traspaso de bienes no mermará su