Página 551 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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La debida observancia del sábado
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glorificarlo y respetar su autoridad. Y sin embargo el hombre roba
a Dios apropiándose de un poco del tiempo que el Creador reservó
para sí. Dios puso aparte el séptimo día como período de descanso
para el hombre, para bien del hombre tanto como para su propia
gloria. Vio que las necesidades del hombre requerían que durante un
día descansase del trabajo y cuidado, que su salud y vida peligrarían
sin un período de reposo del trabajo y ansiedad de los seis días.
El sábado fue hecho para beneficio del hombre; y transgredir a
sabiendas el santo mandamiento que prohibe trabajar en el séptimo
día es, a la vista del cielo, un crimen considerado de tal magnitud
bajo la ley mosaica, que exigía la muerte del que lo cometiera. Pero
esto no era todo lo que el delincuente había de sufrir, porque Dios no
llevará al cielo a un transgresor de su ley. Deberá sufrir la segunda
muerte, que es la penalidad plena y final a que se hace acreedor el
transgresor de la ley de Dios.
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