La usura
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que recae sobre los ricos, ni de las perplejidades y preocupaciones
que no podían evitar, precisamente por su abundancia de recursos.
Todo lo que podían ver era que aquéllos tenían recursos para ser
usados, mientras que ellos tenían escasez de dichos medios. Pero en
general, los ricos han considerado a todos los pobres de la misma
manera, cuando hay una clase de pobres que están haciendo lo mejor
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que pueden para glorificar a Dios, para hacer el bien, para vivir la
verdad. Estas personas son de sólido valor. Su juicio es bueno, su
espíritu precioso a los ojos de Dios; y la cantidad de bien que hacen
en su forma desinteresada es diez veces mayor que el que hacen
las personas acomodadas, aunque estas últimas puedan dar grandes
sumas algunas veces. El rico no ve ni se da cuenta de la necesidad de
hacer bien, de ser rico en buenas obras, listo para distribuir, dispuesto
a comunicar.
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