Página 577 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El instituto de salud
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cer ángel. Y al haber visto los cuantiosos cálculos precipitadamente
propuestos por aquellos que han llevado una parte importante en la
obra, me he sentido alarmada y en muchas conversaciones privadas
y en cartas he advertido a estos hermanos que necesitan actuar con
precaución. Mis razones para ello son que sin las bendiciones espe-
ciales de Dios hay varias formas en las cuales esta empresa puede
ser detenida por lo menos por un tiempo. Cualquiera de ellas puede
ir en detrimento de la institución y ser un agravio para la causa. Si
los médicos, por enfermedad, muerte o cualquier otra causa, dejan
de ocupar su puesto, la obra se verá perjudicada mientras se busca a
otros; o si no llegaran los medios cuando la construcción estuviera
progresando extensamente, y como resultado la obra se detuviera y
el capital disminuyera, el desánimo general vendría sobre todos los
interesados; también pudiera haber falta de pacientes para ocupar
las instalaciones actuales, consecuentemente una falta de recursos
para pagar los gastos corrientes. Con todos los esfuerzos de cada
departamento empleados de una manera juiciosa y correcta y con la
bendición de Dios, la institución resultará un éxito glorioso, mientras
que un solo error en cualquier dirección puede tarde o temprano
resultar en gran perjuicio. No debiera olvidarse que de todas las
instituciones de salud comenzadas en Estados Unidos en los últimos
veinticinco años, son pocas las que mantienen aún una existencia
visible.
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He apelado públicamente a nuestros hermanos a establecer una
institución entre nosotros, y he hablado en los términos más ele-
vados del Dr. F como el hombre que en la providencia de Dios ha
obtenido experiencia para desempeñar su parte como médico. He
dicho esto basada en la autoridad de lo que Dios me ha mostrado.
Si es necesario repetiría sin vacilación todo lo que he dicho. No
tengo ningún deseo de quitar una sola frase de lo que he escrito o
hablado. La obra es de Dios y debe ser continuada con mano firme
pero cautelosa.
La reforma pro salud está estrechamente relacionada con la obra
del mensaje del tercer ángel. Nuestros predicadores deberían ense-
ñar la reforma pro salud; sin embargo, no deberían hacer de ésta el
tema principal en lugar del mensaje. Su lugar está entre los temas
que adelantan la obra preparatoria para hacerles frente a los acon-
tecimientos presentados por el mensaje; es prominente entre ellos.