Página 578 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
Debemos emprender cada reforma con celo, sin embargo debería-
mos evitar dar la impresión de que somos vacilantes y esclavos del
fanatismo. Nuestro pueblo debería proveer medios para hacer frente
a las necesidades de un creciente Instituto de Salud entre nosotros,
según sea su capacidad sin dar menos para otras necesidades de la
causa. Permitamos que la reforma pro salud y el Instituto de Salud
crezcan entre nosotros como han crecido otras empresas dignas,
teniendo en cuenta nuestra débil fuerza en el pasado y nuestra gran
habilidad para lograr mucho en un corto tiempo ahora. Permitid que
el Instituto de Salud se desarrolle como se han desarrollado otros
intereses, tan pronto como sea seguro para no estorbar otras ramas
de la gran obra que son de igual o mayor importancia en este tiempo.
Sería erróneo para un hermano colocar una suma considerable
de su propiedad en el Instituto, sea que tenga mucho o poco, hasta el
punto de ser incapaz de dar una suma igual para otras necesidades
como debería hacerlo. Por otra parte, el no hacer nada también sería
un error de gran magnitud. Con cada llamado alentando a nuestro
pueblo a dar recursos para invertir en el instituto, debería darse
una advertencia a fin de no perjudicar otras ramas de la obra; el
pobre de corazón dadivoso debió ser aconsejado en forma especial.
Algunos hombres débiles y pobres con familias, sin una vivienda
propia y demasiado escasos de recursos para visitar el instituto
para recibir tratamiento, han puesto en él de un quinto a un tercio
de todo lo que poseen. Esto es incorrecto. Algunos hermanos y
hermanas tienen varias acciones cuando no debieran tener una, y
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por un corto tiempo deberían asistir al instituto, con sus gastos
pagados, totalmente o en parte, por el fondo de beneficencia. No veo
la sabiduría de hacer cuantiosos cálculos para el futuro y dejar sufrir
a los que necesitan ayuda ahora. Hermanos, no actúen antes que la
providencia claramente discernible de Dios les abra el camino.
La reforma pro salud es una rama de la obra especial de Dios
para el beneficio de su pueblo. Vi que en una institución establecida
entre nosotros, su mayor peligro sería que sus administradores se
desviaran del espíritu de la verdad presente y de aquella sencillez
que siempre debería caracterizar a los discípulos de Cristo. Se me
amonestó en contra de rebajar la norma de la verdad de cualquier
forma en una institución tal a fin de respetar los sentimientos de los
inconversos y asegurar de esa manera su participación. El gran objeto