Página 628 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Respuesta de la iglesia de Battle Creek
Consideramos que es privilegio y deber nuestro responder a las
declaraciones anteriores de la Hna. White. Hemos sido favorecidos
por haber conocido por muchos años las labores de estos siervos
del Señor [los Hnos. White]. Sabemos algo de los sacrificios que
han hecho en lo pasado, y somos testigos de las bendiciones de
Dios que han acompañado su testimonio claro, fiel y escudriñador.
Desde hace mucho estamos convencidos que las enseñanzas del
Espíritu Santo que contienen estas visiones son indispensables para
el bienestar del pueblo que se prepara a ser trasladado al reino de
Dios. No hay otra forma de reprender pecados secretos y exponer y
frustrar los intentos y maléficos designios de hombres rastreros que
se introducen “sin ser vistos” en el rebaño. Nuestra larga experiencia
nos ha enseñado que un don así es de valor inestimable para el
pueblo de Dios. Creemos también que Dios ha llamado al Hno.
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White a presentar un testimonio claro reprobando los males que por
este medio se pongan en evidencia, y que en esta obra debe tener el
apoyo de los que verdaderamente temen a Dios
.
Además, hemos aprendido por dolorosa experiencia, que cuando
estos testimonios se acallan, o se toman livianamente sus adver-
tencias, la frialdad, la apostasía, la mundanalidad y las tinieblas
espirituales se posesionan de la iglesia. No es nuestro propósito glo-
rificar al hombre, pero seríamos remisos a nuestro sentido del deber
si no expresáramos en lenguaje agudo y lleno de firmeza nuestra
opinión acerca de la importancia que tienen estos testimonios. La
temible apostasía de quienes los han despreciado y tomado liviana-
mente ha provisto numerosas y tristes pruebas de cuán peligroso es
despreciar al Espíritu de la gracia
.
Hemos sido testigos de la gran aflicción por la cual han pasado
los Hnos. White, por la severa y peligrosa enfermedad del Hno.
White. Nos resulta evidente la mano de Dios en su restauración. Es
probable que ninguna otra persona sobre la cual haya caído un golpe
así se haya recuperado. Sin embargo, un severo ataque de parálisis
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