Página 650 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

Basic HTML Version

La publicación de testimonios personales
En el Testimonio número 13 ofrecí un breve bosquejo de las
labores y pruebas que tuvimos que afrontar desde el 19 de diciembre
de 1866 al 21 de octubre de 1867. En estas páginas consignaré las
experiencias menos penosas de los últimos cinco meses.
Durante este período he escrito muchos testimonios personales.
Y todavía me quedan muchos que redactar a medida que tenga
tiempo y energía, los cuales se dirigen a diversas personas que he
conocido en nuestro campo de labor. Debo confesar, sin embargo,
que me ha producido mucha ansiedad el determinar precisamente
cuál es mi deber con respecto a estos testimonios personales. Con
pocas excepciones, los he enviado a sus destinatarios, y he dejado
que dichas personas dispusieran de ellos como mejor les pareciera.
Los resultados han sido variados:
1. Algunos han recibido los testimonios con gratitud, y han
respondido a ellos con buen espíritu, recibiendo de este modo el be-
neficio correspondiente. Estas personas se han mostrado dispuestas
a permitir que sus hermanos vean los testimonios, y han confesado
libre y ampliamente sus faltas.
2. Otros han reconocido que los testimonios a ellos dirigidos
eran verdaderos, pero después de leerlos, los han guardado y han
permanecido silenciosos, sin hacer casi ningún cambio en sus vidas.
Esos testimonios se relacionaban en mayor o menor grado con las
iglesias a las cuales estas personas pertenecían, y dichas instituciones
podrían también haberse beneficiado con ellos. Pero todo esto se
perdió por haberse mantenido los testimonios en privado.
3. Otros aún, se han rebelado contra los testimonios. Algunos de
éstos han respondido con un espíritu de crítica. Algunos más han
expresado amargura, hostilidad e ira, y como pago por haberme es-
forzado y esmerado en escribir los testimonios, se han vuelto contra
nosotros para causarnos el mayor daño posible; mientras que otros
me han detenido durante horas en entrevistas personales, derraman-
do en mis oídos y mi dolorido corazón sus quejas, murmuraciones e
[547]
646