Página 653 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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El instituto de salud
En Números anteriores de los
Testimonios para la iglesia
he
hablado de cuán importante es que los adventistas del séptimo día
establezcan una institución para beneficio de los enfermos, en es-
pecial de los sufrientes y enfermos entre nosotros. He hablado de
la capacidad económica que tiene nuestro pueblo de hacer esto, y
he urgido que, en vista de la importancia que tiene esta rama de
la gran obra de preparación para encontrarse gozoso con el Señor,
nuestro pueblo debe sentirse llamado a contribuir según su capaci-
dad, con una porción de sus medios para establecer una institución
así. También he señalado, a medida que se me mostraban, algunos
de los peligros a los cuales se verían expuestos los médicos, los
administradores y otras personas en el desarrollo de tal empresa. Yo
esperaba que se iban a evitar los peligros que se me habían mostrado.
En este punto, sin embargo, albergué por un tiempo la esperanza
sólo para sufrir más tarde decepciones y pesar.
Me había interesado mucho en la reforma pro salud, y tenía gran-
des esperanzas de ver prosperar al Instituto de Salud. Sentí, como
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nadie más podría sentir, la responsabilidad de hablar en el nombre
del Señor a mis hermanos y hermanas acerca de esa institución y el
deber de proveer los medios necesarios, y seguí con intenso interés
y ansiedad el progreso de la obra. Cuando vi que los dirigentes y
administradores caían en los peligros que se me habían mostrado, y
contra los cuales los había advertido en público y también en con-
versaciones y cartas privadas, sentí que me sobrevenía una terrible
carga.
Lo que se me había mostrado como un lugar en el cual se podría
ayudar a los enfermos y sufrientes que hay entre nosotros, era una
institución guiada por los principios del sacrificio, la hospitalidad,
la fe y la piedad. Pero al ver que se hacían llamados innecesarios
a recoger grandes sumas de dinero, declarando que las acciones
pagarían altos porcentajes de interés; al ver que los hermanos que
ocupaban posiciones en la institución parecían más que dispuestos
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