Página 662 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
Un individuo puede gastar todo lo que tiene en este mundo para
internarse en el Instituto de Salud y hallar mucho alivio, y luego
volver a su familia y a sus antiguos hábitos de vida, para hallarse en
pocas semanas o meses en una condición de salud peor que nunca
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antes. No ha ganado nada; ha gastado sus escasos medios en vano.
El objeto de la reforma pro salud y el Instituto de Salud no es como
una dosis de “matadolores” u otro analgésico que alivie los dolores
del momento. ¡No, de ninguna manera! Su gran objeto es enseñar al
pueblo a vivir de modo que se le dé a la naturaleza una oportunidad
de quitar la enfermedad y resistirla.
A los afligidos de entre nuestro pueblo quiero decirles: No se
desanimen. Dios no ha abandonado a su pueblo y su causa. Hagan
saber a los médicos su estado de salud y su capacidad de pagar por
una visita al Instituto. Escriban al Instituto de Salud, Battle Creek,
Míchigan. Si usted está enfermo, sin energías, debilitado, no espere
a que su caso sea desesperado. Escriba inmediatamente. Pero a los
pobres debo decirles una vez más: En el momento presente poco
se puede hacer para ayudarles debido a que el capital que ya se ha
reunido está siendo invertido en material y edificios. Hagan por sí
mismos todo lo que les sea posible, y otros les ayudarán en algo.
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