Página 683 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Otras labores
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detalladamente lo que yo no había querido decir en lo que dije, y
también lo que sí había querido decir. No quise decir que es malo
tener nada que ver con derechos de patente, puesto que eso es casi
imposible, ya que muchísimas cosas con las que tenemos que ver
todos los días están patentadas. Tampoco quise dar la idea de que
es malo patentar, manufacturar y vender algún artículo digno de ser
patentado. Lo que procuré era que se me comprendiera en el sentido
de que no es correcto que nuestro pueblo se exponga a que esos
hombres que recorren el país vendiendo el derecho de territorio para
cierta máquina o artefacto lo manipulen, lo engañen y lo lleven a
caer en diversas trampas. Muchas de esas cosas no tienen valor, por
cuanto no representan ninguna mejora. Y los que se ocupan en su
venta son, con pocas excepciones, una colección de engañadores.
Además, algunos de nuestros propios hermanos se han ocupado
en la venta de objetos patentados, teniendo razones para creer que
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éstos no eran lo que se decía que eran. Es asombroso ver cómo
tantos de entre nuestro pueblo -algunos después de haber sido clara-
mente advertidos- todavía se permiten ser engañados por las falsas
declaraciones de esos vendedores de derechos de patentes. Algunas
patentes son en realidad valiosas, y a unos pocos les ha ido bien con
ellas. Pero es mi opinión que allí donde se ha ganado un dólar se han
perdido cien. No se puede tener nada de confianza en esas promesas
de derechos de patentes. Y el hecho de que los que se ocupan en eso
son, con pocas excepciones, unos engañadores y unos mentirosos,
hace difícil que un hombre honesto con un producto valioso obtenga
el crédito y el apoyo que merece.
El Hno. White exhibió su Lavadora y Estrujadora Combinada
ante la compañía, que incluía a los Hnos. Bourdeau, Andrews, mi
esposo y yo, y no pudimos evitar el formarnos una opinión favo-
rable del aparato. Un tiempo después nos regaló una que el Hno.
Corliss, de Maine, nuestro empleado, en pocos momentos puso en
condiciones de funcionar. La Hna. Burgess, del Condado de Gratiot,
nuestra joven empleada, está muy contenta con ella. Una mujer débil
que tenga un hijo o esposo capaz de manejar esta máquina, puede
lavar gran cantidad de ropa en pocas horas, sin tener mucho más
que hacer, que vigilar el trabajo. El Hno. White envió circulares que
cualquiera puede obtener si nos escribe y manda lo necesario para
el franqueo.