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Testimonios para la Iglesia, Tomo 1
presión de las reuniones desgasta el cerebro de tal manera que me
deja incapacitada para escribir, pues mi cabeza queda demasiado
cansada.
Lamento que ustedes no hayan podido recibir esto antes, pero
aún ahora ruego a Dios que les haga llegar una bendición por medio
de lo que lean. Esta es mi sincera oración. Quizás usted, mi querido
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hermano, puede haberse dado cuenta de estas cosas antes de ahora, y
haberlas solucionado. Por lo menos, así lo espero. Tanto usted como
su esposa pueden contar con nuestra simpatía y nuestras oraciones.
Nos interesamos por ella tanto como por usted. El alma de su esposa
es preciosa. Rogamos que ella busque un espíritu manso y apacible,
que es de gran estima delante de Dios. Un ángel me hizo mirar a la
Hna. D, y pronunció estas palabras: “Todo lo que es verdadero, todo
lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que
es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza,
EN ESTO PENSAD”.
Filipenses 4:8
. Este es el tren saludable de
pensamiento que debe seguir la mente. Cuando se quiera desviar a
otro canal distinto, hágala volver. Edúquela para pensar sólo en las
cosas que traen paz y amor.
Entrego esto en manos de ustedes, esperando y orando que Dios
lo transforme en una bendición para ustedes, y que ambos puedan
obtener una preparación que los haga ser considerados dignos de la
vida eterna.
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