Página 732 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Apéndice
A manera de ayuda para comprender las circunstancias que
condujeron a la entrega de ciertos testimonios, los Fideicomisarios de
las Publicaciones de Elena G. de White han preparado las siguientes
notas.
Página 112, “La hora de comenzar el sábado”: Durante un pe-
ríodo de unos diez años, los adventistas guardadores del sábado
observaron el reposo desde las 6 p.m. del viernes hasta las 6 p.m.
del sábado. En su primer tratado sobre la perpetuidad del sábado del
cuarto mandamiento, publicado en 1846, el pastor José Bates había
propuesto razones supuestamente bíblicas para observar el sábado
de esta manera. Citó la parábola de los obreros de la viña, el último
grupo de los cuales había sido llamado “a la hora undécima” del
día, y habían trabajado sólo una hora. El patrón los llamó a cuentas
“al atardecer”.
Mateo 20:6, 8, 12
. Comparando este pasaje con la
pregunta que hizo Cristo: “¿No tiene el día doce horas?”, el pastor
Bates razonó que el “atardecer” comenzaba con la hora n
o
12, es
decir, las 6 de la tarde, medida con respecto al tiempo ecuatorial o al
comienzo del año sagrado. La razón principal de que se hayan acep-
tado sus conclusiones sin mayor investigación puede haber sido el
respeto por sus años y experiencia, así como por su vida consagrada.
A medida que pasaba el tiempo y se esparcía el mensaje, una
cantidad cada vez mayor de guardadores del sábado cuestionaban
esta práctica y proponían que se usara la puesta del sol como guía
para calcular el comienzo del sábado. El pastor J. N. Andrews realizó
una concienzuda investigación del tema, y escribió un folleto que
explicaba las razones bíblicas que favorecían la puesta del sol. Este
trabajo fue presentado y analizado el sábado 17 de noviembre de
1855 en las conferencias de Battle Creek, Míchigan, con el resultado
de que casi todos los asistentes se convencieron de que la conclusión
a que había llegado el pastor Andrews era la correcta.
El hecho de que le fuera presentado el tema a la Sra. de White
en esta visión, dada dos días después, desvaneció las dudas que
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