Prefacio de la edición en español
Los nueve tomos de los Testimonios para la Iglesia(
Testimonies
for the Church
) han sido valiosísimos y de gran influencia para el
pueblo de Dios a través de su historia. De hecho, los Testimonios
fueron escritos al ritmo de la vida del pueblo de Dios y constituyen
prácticamente la historia de su desarrollo espiritual, doctrinal, mi-
sionero y organizacional. Los Testimonios comenzaron a escribirse
en 1855 y la serie se completó en 1909, es decir, abarcan las pri-
meras seis décadas de vida de la iglesia: la etapa de su fundación y
consolidación.
Quizá es en los Testimonios donde se percibe mejor la función
del don profético. En esta serie se encuentra, más que en ninguna
otra, la función y el ministerio de los verdaderos profetas de Dios:
amonestar, alentar, guiar, consolar, edificar, reprender y enseñar al
pueblo de Dios; más que hacer pronósticos o predecir acontecimien-
tos futuros.
Historia
—Los Testimonios comenzaron a escribirse en 1855,
como ya se dijo, porque los dirigentes de la iglesia buscaban la forma
de hacer circular las visiones de la mensajera del Señor. Después
de discutir el asunto acordaron publicarlas en forma de tratado para
distribuirlas entre el cuerpo de creyentes. Fue así como nació el
primer Testimonio para la iglesia, un documento de 16 páginas.
Este método de publicar y distribuir las visiones y consejos de
la Sra. White tuvo tanto éxito que en 1856 apareció un segundo
Testimonio de 16 páginas. En 1864 ya se habían producido diez
folletos similares, numerados en forma consecutiva. Éstos no sólo
contenían consejos para la iglesia en general, sino también con-
sejos específicos para individuos, ya que la Sra. White entendía
que la instrucción dada a ciertas personas podría ayudar a otras en
circunstancias similares.
Con el paso del tiempo, los primeros folletos se agotaron. Pero
la demanda continuaba, por lo que ella los agrupó y mandó reim-
primir en forma de libros encuadernados de manera más durable
I V