en 1864, 1871 y 1879. Finalmente, en 1883 los líderes de la iglesia
decidieron uniformar los tomos de una vez por todas. Como resul-
tado, los tomos 1-4 de Testimonios para la Iglesia, salieron de la
prensa en 1885. Estos cuatro libros, que juntos suman más de 2.600
páginas, significaron una reimpresión (y edición parcial) de todo el
contenido de los testimonios 1-30, y le proporcionaron a la iglesia
una colección completa de los Testimonios publicados hasta 1888,
además de un esbozo autobiográfico de cien páginas de Elena G. de
White al comienzo del tomo 1.
Desde entonces los cuatro tomos han permanecido en inglés sin
cambios; la paginación ha permanecido igual, y la tabla de contenido
de cada tomo sigue teniendo los Números y las fechas de publicación
originales.
Pero la obra de Elena G. de White estaba lejos de terminar en
1885. Así que en 1889 apareció el quinto tomo de Testimonios para
la Iglesia, el cual incluía los Testimonios 31 al 33. Luego, en 1900
ella publicó las casi quinientas páginas del Testimonio 34 como
tomo 6. Pero para entonces las cosas habían cambiado grandemente
[4]
en el adventismo. El incipiente movimiento de la década de 1850
había alcanzado la adultez temprana y no sólo contaba con más
miembros, sino también con un número creciente de instituciones.
Además, ya existían en los tomos 1-5, y en otros formatos, una gran
cantidad de consejos de Elena G. de White sobre distintos temas.
Estas circunstancias cambiantes provocaron un cambio notable
en el formato de los tomos 6-9. Por un lado, Elena G. de White
no sentía la necesidad de repetir consejos ya publicados en volú-
menes previos. Además, dada la enorme cantidad de escritos suyos
durante esos años, había que ejercer mucho más cuidado al selec-
cionar el material apropiado. Finalmente los libros fueron editados
y diagramados mucho más cuidadosamente, de modo que la tabla
de contenido de los tomos 6-9 refleja más un arreglo temático que
cronológico. La serie Testimonios para la Iglesia se completó en
1909, con la publicación del tomo 9. Una magna obra de más de
cinco mil páginas llenas de “todas las cosas que pertenecen a la vida
y a la piedad”.
2 Pedro 1:3
.
Los adventistas de todo el mundo han expresado su deseo de
tener los Testimonios en su propio idioma desde el principio, pero
los costos de traducción y publicación lo impedían. Como resultado,