Página 85 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 1 (2003)

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Visión de la tierra nueva
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oscuro. A veces pienso que ya no puedo permanecer durante más
tiempo aquí en la tierra, porque todas las cosas me parecen tan tristes
y deprimentes. Me siento muy sola aquí, porque he visto una tierra
mejor. Ojalá pudiera tener alas como una paloma, porque entonces
podría volar lejos al lugar de reposo.
[71]
El Hno. Hyde, quien se encontraba presente durante esta visión,
compuso los siguientes versos, que han sido publicados muchas
veces e incluidos en varios himnarios. Quienes los han publicado,
leído y cantado, probablemente no saben que se originaron en una
visión de una niña que era perseguida por su humilde testimonio.
Hemos oído hablar de la tierra santa y radiante;
hemos escuchado y nuestros corazones se regocijan;
porque éramos un grupo solitario de peregrinos,
fatigados, rendidos y tristes.
Nos dicen que los santos tienen allí su morada.
Ya no hay quienes no tienen hogar;
y sabemos que la buena tierra es hermosa,
donde corre el límpido río del agua de la vida.
Dicen que allí ondean los campos verdes
que nunca serán dañados por la plaga;
y que los desiertos florecen con hermosura,
y allí crecen las rosas de Sarón.
En los verdes bosques hay bellas aves, de cantos alegres y dulces;
y sus trinos brotan siempre nuevos,
saludan la música de arpa de los ángeles.
Hemos oído de las palmas, los vestidos y las coronas,
banda blanca de plateado resplandor;
de la hermosa ciudad con puertas perlinas,
radiantes de luz.
Hemos oído de los ángeles que allí moran, los santos,
con sus arpas de oro, y cómo cantan;
del monte, con el árbol de la vida y sus frutos,
de las hojas que dan sanidad.
El Rey de ese país, es hermoso,