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Joyas de los Testimonios 2
ser mal interpretados, y hasta se habla mal del bien que realmente
poseen. Si pudiesen darse cuenta de cuán ofensiva es su conducta a
la vista de Dios, harían un cambio.
Cualidades de los obreros de Dios
La obra de Dios debiera ser hecha por hombres que tienen una
experiencia diaria y viva en la religión de Cristo. “Sin mí—dice
Cristo,—nada podéis hacer.”
Juan 15:5
. Ninguno de nosotros está
libre del poder de la tentación. Todos los que están relacionados con
nuestras instituciones, nuestras asociaciones y empresas misioneras,
pueden estar siempre seguros de que tienen un poderoso enemigo,
cuyo objeto constante consiste en separarlos de Cristo, su fuerza.
Cuanto mayor sea la responsabilidad del puesto que ocupan, tanto
más feroces serán los ataques de Satanás; porque él sabe que si
puede inducirlos a seguir una conducta censurable, otros seguirán su
ejemplo. Pero los que están continuamente aprendiendo en la escuela
de Cristo, podrán seguir un camino moderado, y los esfuerzos de
Satanás para desequilibrarlos serán derrotados.
La tentación no es pecado. Jesús era santo y puro; sin embargo
fué tentado en todo como nosotros, pero con una fuerza y un poder
que nunca el hombre tendrá que soportar. En su resistencia triun-
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fante, nos ha dejado un hermoso ejemplo, a fin de que sigamos sus
pisadas. Si tenemos confianza en nosotros mismos y nos considera-
mos justos, se nos dejará caer bajo el poder de la tentación; pero si
miramos a Jesús y confiamos en él, invocaremos en nuestra ayuda un
poder que ha vencido al enemigo en el campo de batalla, y con toda
tentación nos dará una vía de salida. Cuando Satanás viene como
una inundación, debemos arrostrar sus tentaciones con la espada del
Espíritu, y Jesús nos ayudará y levantará bandera contra él. El padre
de la mentira tiembla cuando la verdad de Dios, con poder ardiente,
le es arrojada a la cara.
Satanás hace cuanto puede para apartar de Dios a la gente; y
tiene éxito cuando la vida religiosa está ahogada en las actividades
comerciales, cuando puede absorber de tal manera la mente con los
negocios que no se toma tiempo para leer la Biblia, para orar en
secreto, para mantener ardiente sobre el altar mañana y noche la