Página 131 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los negocios y la religión
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ofrenda de alabanza y agradecimiento. ¡Cuán pocos se dan cuenta
de las trampas del gran engañador! ¡Cuántos ignoran sus designios!
Cuando nuestros hermanos se ausentan voluntariamente de las
reuniones religiosas, cuando no piensan en Dios ni le veneran, cuan-
do no le eligen como su consejero y su fuerte torre de defensa, ¡cuán
pronto los pensamientos seculares y la perversa incredulidad pene-
tran en su vida y la vana confianza y la filosofía acuden a reemplazar
la fe humilde y confiada! Con frecuencia se estiman las tentaciones
como la voz del verdadero Pastor, porque los hombres se han sepa-
rado de Jesús. No pueden estar seguros un momento, a menos que
alberguen buenos principios en el corazón, y los apliquen en toda
transacción comercial.
“Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a
Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será
dada.”
Santiago 1:5
. Esta promesa es de más valor que el oro o la
plata. Si con corazón humilde buscamos la dirección divina en toda
dificultad y perplejidad, tenemos la promesa de su Palabra de que
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obtendremos misericordiosa respuesta. Y su palabra nunca faltará.
El cielo y la tierra pasarán, pero su palabra nunca pasará. Confiemos
en el Señor, y nunca seremos confundidos o avergonzados. “Mejor
es esperar en Jehová que esperar en hombre. Mejor es esperar en
Jehová que esperar en príncipes.”
Salmos 118:8, 9
.
Constante necesidad de ayuda
Cualquiera sea la posición que ocupemos en la vida, cualquiera
sea nuestro quehacer, debemos ser bastante humildes para sentir
nuestra necesidad de ayuda; debemos apoyarnos implícitamente en
las enseñanzas de la Palabra de Dios, reconocer su providencia en
todas las cosas, y ser fieles en expresar en oración el sentimiento de
nuestras almas. Apoyaos en vuestro propio entendimiento, amados
hermanos, mientras os abrís paso en el mundo, y cosecharéis tristeza
y desilusión. Confiad en el Señor con todo vuestro corazón, y él guia-
rá vuestros pasos con sabiduría, y vuestros intereses estarán seguros
para este mundo y para el venidero. Necesitáis luz y conocimiento.
Tomaréis consejo de Dios o de vuestro corazón; andaréis a la luz de
las chispas de vuestro propio fuego, u os allegaréis a la luz divina
del Sol de justicia.