Josué y el ángel
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justicia de Cristo que le era imputada. La mitra, puesta sobre la
cabeza de Josué, era como la que llevaban los sacerdotes, con la
inscripción: “Santidad a Jehová,” lo cual significaba que a pesar
de sus antiguas transgresiones, estaba ahora capacitado para servir
delante de Dios en su santuario.
Después de haberle investido así solemnemente de la dignidad
del sacerdocio, el ángel declaró: “Así dice Jehová de los ejércitos: Si
anduvieres por mis caminos, y si guardares mi ordenanza, también
tú gobernarás mi casa, también tú guardarás mis atrios, y entre estos
que aquí están te daré plaza.”
Vers. 7
. Se le iba a honrar como juez
o gobernante del templo y todos sus servicios; iba a andar entre
ángeles que le acompañaran, aun en esta vida, y al fin se uniría a la
muchedumbre glorificada que rodea el trono de Dios.
“Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que
se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo
traigo a mi siervo, el Pimpollo.”
Vers. 8
. En estas palabras se revela la
esperanza de Israel. Era por la fe en el Salvador venidero como Josué
y su pueblo recibían perdón. Por la fe en Cristo, les era devuelto el
favor de Dios. En virtud de sus méritos, si andaban en sus caminos
y guardaban sus estatutos, serían “hombres simbólicos,” honrados
como los escogidos del Cielo entre las naciones de la tierra. Cristo
era su esperanza, su defensa, su justificación y redención, como es
la esperanza de su iglesia hoy.
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Así como Satanás acusaba a Josué y su pueblo, en todas las
edades ha acusado a aquellos que buscan la misericordia y el favor
de Dios. En el Apocalipsis, se le declara ser “el acusador de nuestros
hermanos,” “el cual los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.”
Apocalipsis 12:10
. La controversia se repite acerca de cada alma
rescatada del poder del mal, y cuyo nombre se registra en el libro de
la vida del Cordero. Nunca se recibe a alguno de la familia de Satanás
en la familia de Dios sin que ello excite la resuelta resistencia del
maligno. Las acusaciones de Satanás contra aquellos que buscan al
Señor no son provocadas por el desagrado que le causen sus pecados.
Su carácter deficiente le causa regocijo. Únicamente por el hecho
de que violan la ley de Dios puede él dominarlos. Sus acusaciones
provienen solamente de su enemistad hacia Cristo. Por el plan de
salvación, Jesús está quebrantando el dominio de Satanás sobre la
familia humana, y rescatando almas de su poder. Todo el odio y la