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Joyas de los Testimonios 2
Pero mientras la luz ha continuado aumentando, la iglesia no ha
avanzado proporcionalmente. El oro puro se ha empañado gradual-
mente, y la muerte y el formalismo han venido a trabar las energías
de la iglesia. Sus abundantes privilegios y oportunidades no han
impulsado al pueblo de Dios hacia adelante y hacia arriba, hacia la
pureza y la santidad. Un fiel aprovechamiento de los talentos que
Dios le ha confiado aumentaría grandemente estos talentos. Donde
mucho ha sido dado, mucho será pedido. Los que aceptan fielmente
y aprecian la luz que Dios nos ha dado, y toman una alta y noble
decisión, con abnegación y sacrificio, serán conductos de luz para
el mundo. Los que no avancen, retrocederán, aun en los mismos
umbrales de la Canaán celestial. Me ha sido revelado que nuestra fe
y nuestras obras no corresponden en ninguna manera a la luz de la
verdad concedida. No debemos tener una fe tibia, sino la fe perfecta
que obra por amor y purifica el alma. Dios os invita a los que estáis
en California a entrar en una comunión íntima con él.
La independencia individual
En un punto habrá que precaverse, y es en el de la independencia
individual. Como entre soldados del ejército de Cristo, debe haber
acción concertada en los diversos departamentos de la obra. Nadie
tiene derecho a emprender la marcha por su propia responsabilidad
y presentar en nuestros periódicos ideas acerca de ciertas doctrinas
bíblicas, cuando se sabe que otros entre nosotros tienen opiniones
diferentes al respecto y que eso creará controversia. Los adventis-
tas del primer día hicieron esto. Cada uno siguió su propio juicio
independiente y trató de presentar ideas originales, hasta que no hay
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acción concertada entre ellos, excepto, tal vez, en cuanto a oponerse
a los adventistas del séptimo día. No debemos seguir su ejemplo.
Cada obrero debe obrar teniendo en cuenta a los demás. Los que si-
guen a Cristo no obrarán independientemente unos de otros. Nuestra
fuerza debe fundarse en Dios, y estar unida para manifestarse en una
acción noble y concentrada. No debe desperdiciarse en movimientos
sin sentido.
La unión hace la fuerza. Debe haber unión entre nuestras ca-
sas editoras y nuestras otras instituciones. Si existiese esta unidad,
serían una fuerza. No debe existir contención ni divergencia entre