El pecado contra el Espíritu Sant
HNO. P***, Vd. pregunta si ha cometido el pecado que no tiene
perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor
evidencia de que éste sea el caso. ¿En qué consiste el pecado contra
el Espíritu Santo? En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del
Espíritu Santo. Supongamos, por ejemplo, que uno presencie la obra
especial del Espíritu de Dios. Tiene evidencia convincente de que
la obra está en armonía con las Escrituras, y el Espíritu testifica a
su espíritu que es de Dios. Pero más tarde, cae bajo la tentación; lo
domina el orgullo, la suficiencia propia, o alguna otra característica
mala; y rechazando toda la evidencia de su carácter divino, declara
que lo que antes reconoció como ser del Espíritu Santo era poder de
Satanás. Por medio de su Espíritu es como Dios obra en el corazón
humano; y cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu,
y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual
Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que a
Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en
sus corazones, y como resultado son dejados en tinieblas. Así se
cumplen las palabras de Cristo: “Mira pues, si la lumbre que en
ti hay, es tinieblas.”
Lucas 11:35
. Por un tiempo, las personas que
han cometido este pecado pueden aparentar ser hijos de Dios; pero
cuando se presentan circunstancias que han de desarrollar el carácter,
y manifestar qué clase de espíritu las posee, se descubrirá que están
en el terreno del enemigo, bajo su negro estandarte.
Hermano mío, el Espíritu le invita hoy. Acuda de todo corazón
a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios,
abandone toda iniquidad, y podrá acogerse a sus promesas. “Mirad
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a mí, y sed salvos” (
Isaías 45:22
), es su misericordiosa invitación.
Llegará el día cuando se promulgará la espantosa denuncia de la
ira de Dios sobre todos los que han persistido en su deslealtad para
con él. Será entonces cuando Dios deberá hablar y hacer cosas terri-
Testimonios para la Iglesia 5:634, 635 (1889)
. (Del cap. “El amor de Dios por los
pecadores.”)
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