Página 251 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

Basic HTML Version

La presencia de Dios es real
247
Dios, porque tenía una fe que se apropiaba sus promesas. Necesitaba
ayuda, oraba por ella, se aferraba a ella por la fe, y entretejía en
su experiencia la creencia de que Dios le cuidaba. Creía que Dios
regía su vida en particular. Veía y reconocía a Dios en todo detalle
de su vida, y sentía que estaba bajo el ojo del que lo ve todo, que
pesa los motivos y prueba el corazón. Miraba a Dios, y confiaba en
que él le daría fuerza para vencer toda tentación. Sabía que le había
sido asignada una obra especial, y deseaba, en cuanto fuese posible,
cumplir cabalmente esa obra. Pero sabía que no podía hacerlo sin
ayuda divina; porque tenía que tratar con un pueblo perverso. La
presencia de Dios bastaba para hacerle atravesar las situaciones más
penosas en las cuales un hombre pudiera ser colocado.
La fe que soporta la prueba
Moisés no pensaba simplemente en Dios; le veía. Dios era la
constante visión que había delante de él; nunca perdía de vista
su rostro. Veía a Jesús como su Salvador, y creía que los méritos
del Salvador le serían imputados. Esta fe no era para Moisés una
suposición; era una realidad. Esa es la clase de fe que necesitamos: la
fe que soportará la prueba. ¡Oh cuántas veces cedemos a la tentación
porque no mantenemos nuestros ojos puestos en Jesús! Nuestra fe
no es continua, porque, por la complacencia propia pecamos, y luego
no podemos mantenernos “como viendo al Invisible.”
Hermano mío, haga de Cristo su compañero de todos los días,
de cada hora, y no se quejará de no tener fe. Contemple a Cristo.
Mire su carácter. Hable de él. Cuanto menos ensalce el yo, tanto
más encontrará qué ensalzar en Jesús. Dios tiene una obra para Vd.
Tenga al Señor siempre presente en su recuerdo. Hno. y Hna. Q***,
elevaos siempre más para tener visiones más claras del carácter de
[269]
Cristo. Cuando Moisés oró: “Ruégote que me muestres tu gloria,”
el Señor no lo reprendió, sino que le concedió lo que le pedía. Dios
declaró a su siervo: “Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro,
y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti.”
Éxodo 33:18, 19
.
Nos mantenemos separados de Dios, y ésta es la razón por la cual
no vemos la revelación de su poder.
[270]