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Joyas de los Testimonios 2
ma nuestra atención a temas de infinita profundidad e importancia
concernientes al gobierno de Dios y el destino del hombre.
La entrada del pecado en el mundo, la encarnación de Cristo, la
regeneración, la resurrección y muchos otros temas presentados en la
Biblia, son misterios demasiado profundos para que los explique la
mente humana, o siquiera los comprenda plenamente. Pero Dios nos
ha dado en las Escrituras suficientes evidencias de su carácter divino,
y no debemos dudar su Palabra porque no podamos comprender
todos los misterios de su providencia.
Las porciones de las Santas Escrituras que presentan estos gran-
des temas no deben pasarse por alto, como si no tuviesen utilidad
para el hombre. Todo lo que Dios ha visto propio dar a conocer,
debemos aceptarlo por la autoridad de su Palabra. Tal vez se haga
una simple declaración de los hechos, sin explicación en cuanto al
porqué ni cómo, pero aunque no podamos comprenderlo, debemos
admitir que es verdad, porque Dios lo ha dicho. La dificultad estriba
en la debilidad y estrechez de la mente humana.
Sencillez y majestad de la revelación divina
El apóstol Pedro dice que hay en las Escrituras cosas “difíciles
de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, ... para
perdición de sí mismos.”
2 Pedro 3:16
. Las dificultades de la Es-
critura han sido presentadas por los escépticos como argumentos
contra la Biblia; pero lejos de serlo, constituyen una fuerte evidencia
de su inspiración divina. Si mencionase de Dios sólo aquello que se
pudiese comprender fácilmente; si su grandeza y majestad pudiesen
ser comprendidas por las mentes finitas, la Biblia no llevaría las
inequívocas credenciales de la autoridad divina. La misma grandeza
y el misterio de los temas presentados, deben inspirar fe en ella como
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palabra de Dios.
La Biblia revela la verdad con una sencillez y una adaptación tan
perfecta a las necesidades y los anhelos del corazón humano, que
asombra y encanta los intelectos más altamente cultivados, al par
que habilita a los humildes e incultos para discernir el camino de la
salvación. Sin embargo, estas verdades sencillamente presentadas
abarcan temas tan elevados, tan extensos, tan infinitamente más
allá del poder de la comprensión humana, que podemos aceptarlos