Página 283 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Los misterios de la Biblia como prueba de su inspiración
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únicamente porque Dios los ha presentado. Así se nos abre el plan
de la salvación, para que cada alma pueda ver los pasos que ha
de dar en el arrepentimiento hacia Dios y la fe en nuestro Señor
Jesucristo, a fin de salvarse de la manera que Dios ha indicado; sin
embargo, debajo de estas verdades, tan fácilmente comprendidas,
hay misterios que ocultan su gloria; misterios que sobrepujan la
mente en sus investigaciones, aunque inspiran reverencia y fe en el
que busca sinceramente la verdad. Cuanto más se escudriña la Biblia,
tanto más profunda se vuelve la convicción de que es la Palabra del
Dios viviente, y la razón humana se inclina ante la majestad de la
revelación divina.
Son bendecidos con la luz más clara los que están dispuestos a
aceptar los oráculos vivientes por la autoridad de Dios. Si se les pide
que expliquen ciertas declaraciones sólo pueden contestar: “Así se
presenta el asunto en las Escrituras.” Están obligados a reconocer que
no pueden explicar la operación del poder divino ni la manifestación
de la sabiduría divina. Es como el Señor se propuso que fuera, que
nos hallemos obligados a aceptar algunas cosas solamente por la fe.
Reconocer esto es admitir que la mente finita es inadecuada para
comprender lo infinito; que el hombre, con su conocimento limitado
y humano, no puede comprender los propósitos de la Omnisciencia.
El escéptico y el incrédulo rechazan la Palabra de Dios porque
no pueden sondear todos sus misterios; y no todos los que profesan
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creer la Biblia están seguros contra esa tentación. Dice el apóstol:
“Mirad, hermanos, que en ninguno de vosotros haya corazón malo
de incredulidad para apartarse del Dios vivo.”
Hebreos 3:12
. Los
intelectos que se han acostumbrado a criticar, dudar y cavilar porque
no pueden sondear los propósitos de Dios caerán “en semejante
ejemplo de desobediencia.”
Hebreos 4:11
. Es correcto estudiar dete-
nidamente la enseñanza de la Biblia y escudriñar las cosas profundas
de Dios hasta donde se revelan en las Escrituras. Si bien “las cosas
secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios,” “las reveladas son para
nosotros y para nuestros hijos por siempre.”
Deuteronomio 29:29
.
Pero la obra de Satanás consiste en pervertir las facultades inves-
tigadoras de la mente. Se mezcla cierto orgullo con la consideración
de la verdad bíblica de manera que los hombres se sienten derrotados
e impacientes si no pueden explicar toda porción de la Escritura a
su satisfacción. Es demasiado humillante para ellos reconocer que