Página 31 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Obreros para Dio
Mis colaboradores en el gran campo de la mies, nos queda muy
poco tiempo para trabajar. Ahora es la oportunidad más favorable
que nunca hayamos de tener, y cuán cuidadosamente debiéramos
emplear todo momento. Tan consagrado se hallaba nuestro Reden-
tor al trabajo de salvar almas, que hasta anhelaba su bautismo de
sangre. Los apóstoles se contagiaron del celo de su Maestro, y fir-
me, constante y celosamente fueron adelante en el cumplimiento de
su gran obra, luchando contra principados y potestades, y malicias
espirituales en los aires.
Estamos viviendo en un tiempo en que se necesita aun mayor
fervor que en el tiempo de los apóstoles. Pero entre muchos de los
ministros de Cristo hay un sentimiento de inquietud, un deseo de
imitar el estilo romántico de los modernos evangelistas sensaciona-
les, un deseo de hacer algo grande, de impresionar, de ser tenidos
por oradores capaces, y granjearse honores y distinción. Si los ta-
les pudiesen afrontar peligros y recibir la honra dada a los héroes,
se dedicarían a la obra con energía inquebrantable. Pero el vivir y
trabajar casi desconocidos, el obrar y sacrificarse por Jesús en la obs-
curidad sin recibir alabanza especial de los hombres, esto requiere
una sanidad de principios y una constancia de propósito que muy
pocos poseen. Si se hiciesen mayores esfuerzos para andar humilde-
mente con Dios, apartando la mirada de los hombres, y trabajando
únicamente por amor de Cristo, se lograría mucho más.
Mis hermanos en el ministerio, buscad a Jesús con toda humil-
dad y mansedumbre. No tratéis de atraer la atención de la gente a
vosotros mismos. Dejadla perder de vista el instrumento, mientras
exaltáis a Jesús. Hablad de Jesús; perdeos a vosotros mismos en
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Jesús. Hay demasiado bullicio y conmoción en vuestra religión,
mientras que se olvidan el Calvario y la cruz.
Corremos el mayor peligro cuando recibimos alabanzas unos
de otros, cuando entramos en una confederación para ensalzarnos
Testimonios para la Iglesia 5:132-137 (1882)
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