Página 315 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El carácter de Dios revelado en Cristo
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Cuadros que alegran el alma
Hay, gracias a Dios, cuadros más brillantes y halagüeños que el
Señor nos ha presentado. Agrupemos las bienaventuradas segurida-
des de su amor, como tesoros preciosos, para que podamos mirarlas
de continuo. El Hijo de Dios abandonando el trono de su Padre,
vistiendo su divinidad de humanidad, a fin de rescatar al hombre
del poder de Satanás; su triunfo en nuestro favor, abriendo el cielo
al hombre, revelando a la visión humana la cámara de la presencia
donde la divinidad revela su gloria; la especie caída levantada desde
el abismo de la ruina en que el pecado la había sumido, y puesta de
nuevo en relación con el Dios infinito, habiendo soportado la prueba
divina por la fe en nuestro Redentor, revestida con la justicia de Cris-
to y exaltada a su trono, éstos son los cuadros con los cuales Dios
nos invita a alegrar las cámaras del alma. Y mientras no miremos “a
las cosas que se ven, sino a las que no se ven” resultará cierto que
“lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos
obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria.”
2 Corintios 4:18,
17
.
En el cielo, Dios es todo en todos. Allí reina suprema la santi-
dad; allí no hay nada que estropee la perfecta armonía con Dios. Si
estamos a la verdad en viaje hacia allá, el espíritu del cielo morará
en nuestro corazón aquí. Pero si no hallamos placer ahora en la con-
templación de las cosas celestiales; si no tenemos interés en tratar de
conocer a Dios, ningún deleite en contemplar el carácter de Cristo; si
la santidad no tiene atractivos para nosotros, podemos estar seguros
de que nuestra esperanza del cielo es vana. La perfecta conformidad
a la voluntad de Dios es el alto blanco que debe estar constantemente
delante del cristiano. El se deleitará en hablar de Dios, de Jesús, del
hogar de felicidad y pureza que Cristo ha preparado para los que le
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aman. La contemplación de estos temas, cuando el alma se regocija
en las bienaventuradas seguridades de Dios, es comparada por el
apóstol al goce de “las virtudes del siglo venidero.”
Está por sobrecogernos la lucha final del gran conflicto, cuando
con “grande potencia, y señales, y milagros mentirosos, y con todo
engaño de iniquidad,” Satanás obrará para representar falsamente
el carácter de Dios, a fin de seducir, “si es posible, aun a los esco-
gidos.”
Mateo 24:24
. Si hubo alguna vez un pueblo que necesitase