Página 314 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
ganar almas? Lo que necesitamos es conocer por experiencia a Dios
y el poder de su amor como se revelan en Cristo. Debemos escudriñar
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las Escrituras diligentemente y con oración; nuestro entendimiento
debe ser vivificado por el Espíritu Santo, y nuestro corazón debe
elevarse a Dios con fe y esperanza y continua alabanza.
Por los méritos de Cristo, por su justicia que nos es imputada
por la fe, debemos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Se
presenta nuestra obra diaria y de cada hora en las palabras del após-
tol: “Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús.”
Hebreos 12:2
. Mientras hagamos esto, nuestro intelecto se esclare-
cerá, nuestra fe se fortalecerá y se confirmará nuestra esperanza; nos
embargará de tal manera la visión de su pureza y hermosura, y el
sacrificio que ha hecho para ponernos de acuerdo con Dios, que no
tendremos disposición para hablar de dudas y desalientos.
La manifestación del amor de Dios, su misericordia y su bondad,
y la obra del Espíritu Santo en el corazón para iluminarlo y renovarlo,
nos colocan por la fe en una relación tan íntima con Cristo que,
teniendo un claro concepto de su carácter, podemos discernir los
magistrales engaños de Satanás. Mirando a Jesús, y confiando en sus
méritos, nos apropiamos las bendiciones de la luz, de la paz y del
gozo en el Espíritu Santo. Y en vista de las grandes cosas que Cristo
ha hecho en nuestro favor, estamos listos para exclamar: “Mirad cuál
amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios.”
1
Juan 3:1
.
Hermanos y hermanas, contemplando es como somos transfor-
mados. Espaciándonos en el amor de Dios y de nuestro Salvador,
admirando la perfección del carácter divino y apropiándonos la jus-
ticia de Cristo por la fe, hemos de ser transformados a su misma
imagen. Por lo tanto, no reunamos todos los cuadros desagradables,
las iniquidades, las corrupciones y los desalientos, evidencias del
poder de Satanás, para grabarlos en nuestra memoria, para hablar
de ellos y lamentarlos hasta que nuestra almas estén llenas de des-
aliento. Un alma desalentada está en tinieblas, y no sólo deja de
recibir ella misma la luz de Dios, sino que impide que llegue a otros.
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Satanás se deleita viendo los cuadros de los triunfos que obtiene al
restar fe y aliento a los seres humanos.