Página 335 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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El propósito de Dios en la iglesia
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comprender su obligación para con el poder superior, pero no puede
evadirla. Pueden abundar las teorías y especulaciones profundas, los
hombres pueden tratar de oponer la ciencia a la revelación, y así
desechar la ley de Dios; pero el Espíritu Santo les presentará con
fuerza cada vez más intensa la orden: “Al Señor tu Dios adorarás y
a él solo servirás.”
Mateo 4:10
.
¿Cómo está tratando el mundo la ley de Dios? Por doquiera los
hombres están obrando contra los preceptos divinos. En su deseo de
evadir la cruz que acompaña a la obediencia, aun las iglesias están
poniéndose de parte del gran apóstata sosteniendo que la ley de Dios
ha sido cambiada o abrogada. En su ceguera los hombres se jactan
de haber hecho progresos maravillosos y adquirido ilustración; pero
los vigilantes celestiales ven la tierra llena de corrupción y violencia.
A causa del pecado, la atmósfera de nuestro mundo ha llegado a ser
la atmósfera de un asilo de apestados.
Se ha de realizar una gran obra en la presentación de las verdades
salvadoras del Evangelio a los hombres. Tal es el medio ordenado
por Dios para detener la marea de corrupción moral. Es su medio
de restaurar su imagen moral en el hombre. Es su remedio, para
la desorganización universal. Es el poder que une a los hombres.
Presentar estas verdades es obra del mensaje del tercer ángel. El
Señor quiere que la proclamación de este mensaje sea la obra más
sublime y grandiosa que se lleve a cabo en el mundo en este tiempo.
Satanás insta constantemente a los hombres a aceptar sus princi-
pios. Así trata de contrarrestar la obra de Dios. Trata constantemente
de presentar al pueblo escogido de Dios como a un pueblo engañado.
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Es el acusador de los hermanos, y emplea constantemente su poder
contra los que obran justicia. El Señor desea contestar por medio de
su pueblo las acusaciones de Satanás, mostrando el resultado de la
obediencia a los buenos principios.
Hemos de representar el carácter de Dios
Toda la luz dada en lo pasado, toda la que resplandece actual-
mente y llega hasta lo futuro, según se revela en la Palabra de Dios,
es para cada alma que quiera recibirla. La gloria de esa luz, que es
la misma gloria del carácter de Cristo, ha de ser manifestada en el
cristiano individual, en la familia, en la iglesia, en el ministerio de la