Página 339 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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La obra para este tiempo
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también a Dios. Los hombres emplean sus recursos para satisfacer su
egoísmo. Usan todo lo que pueden obtener para servir a su codicia.
La avaricia y la sensualidad prevalecen. Los hombres aprecian los
atributos del primer gran engañador. Le han aceptado como Dios y
se han compenetrado de su espíritu.
Pero la nube de la ira justiciera los cubre y encierra los elementos
que destruyeron a Sodoma. En las visiones de las cosas venideras, el
profeta Juan contempló esta escena. Le fué revelada esta adoración
del demonio, y le pareció como que todo el mundo estuviese al
borde de la perdición. Pero mientras miraba con intenso interés,
contempló la compañía del pueblo que guarda los mandamientos
de Dios. Tenían sobre sus frentes el sello del Dios vivo, y dijo:
“Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan
los mandamientos de Dios, y la fe de Jesús. Y oí una voz del cielo
que me decía: Escribe: Bienaventurados los muertos que de aquí
adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansarán
de sus trabajos; porque sus obras con ellos siguen. Y miré, y he aquí
una nube blanca; y sobre la nube uno sentado semejante al Hijo del
hombre, que tenía en su cabeza una corona de oro, y en su mano una
hoz aguda. Y otro ángel salió del templo, clamando en alta voz al
que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la
hora de segar te es venida, porque la mies de la tierra está madura.
Y el que estaba sentado sobre la nube echó su hoz sobre la tierra,
y la tierra fué segada. Y salió otro ángel del templo que está en el
cielo, teniendo también una hoz aguda. Y otro ángel salió del altar,
el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía
la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos
de la tierra; porque están maduras sus uvas. Y el ángel echó su hoz
aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó la uva en el
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grande lagar de la ira de Dios.”
Apocalipsis 14:12-19
.
Cuando la tempestad de la ira de Dios estalle sobre el mundo,
será una terrible revelación para las almas descubrir que su casa es
arrasada, porque fué construída sobre la arena. Déseles la amones-
tación antes que sea demasiado tarde. Debiéramos sentir ahora la
responsabilidad de trabajar con intenso fervor en impartir a otros las
verdades que Dios ha dado para este tiempo. No podemos exceder-
nos en nuestro fervor.