Página 340 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
El corazón de Dios está conmovido. Las almas son muy precio-
sas a su vista. Cristo lloró en agonía por este mundo; fué crucificado
para él. Dios dió a su Hijo unigénito para salvar a los pecadores, y
desea que amemos a otros como él nos amó. Desea ver a aquellos
que tienen el conocimiento de la verdad impartir este conocimiento
a sus semejantes.
Antes que sea demasiado tarde
Ahora es el momento de dar la última amonestación. Hay un
poder especial en la presentación de la verdad en el tiempo actual;
pero ¿cuánto tiempo durará? Tan sólo un poquito. Si alguna vez
hubo una crisis es ahora.
Todos están decidiendo ahora su destino eterno. Es necesario
despertar a los hombres para que comprendan la solemnidad del
tiempo, la proximidad del día en que terminará el tiempo de prueba
de los hombres. Deben hacerse esfuerzos definidos para presentar
a la gente y en forma descollante el mensaje para este tiempo. El
tercer ángel ha de ir con gran poder. Nadie ignore esta obra, ni la
trate como si tuviera poca importancia.
La luz que hemos recibido acerca del mensaje del tercer ángel
es la verdadera luz. La marca de la bestia es exactamente lo que
ha sido proclamado. No se comprende todavía todo lo referente a
este asunto, ni se comprenderá hasta que se abra el rollo; pero se ha
de realizar una obra muy solemne en nuestro mundo. La orden del
Señor a sus siervos es: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza
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tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa
de Jacob su pecado.”
Isaías 58:1
.
No debe haber cambio en los rasgos generales de nuestra obra.
Ha de permanecer tan clara y distinta como la profecía la ha he-
cho. No hemos de entrar en ninguna confederación con el mundo
suponiendo que, haciéndolo, podamos lograr más. Si algunos obsta-
culizan el camino para impedir el progreso de la obra en los ramos
que Dios ha señalado, desagradarán a Dios. Ninguna rama de la ver-
dad que ha hecho al pueblo adventista del séptimo día lo que es debe
debilitarse. Tenemos los antiguos hitos de la verdad, la experiencia
y el deber, y debemos permanecer firmes en la defensa de nuestros
principios en plena vista del mundo.