Página 430 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
ha arrojado sobre la administración la constante sospecha de ma-
los cálculos, falta de economía y planes desacertados; ha sido muy
desalentador para los maestros e induce a exigir precios propor-
cionalmente bajos en otras escuelas. Cualquiera que haya sido el
propósito al establecer la tarifa de la enseñanza en una suma menor
que el mantenimiento, el hecho de que una escuela se haya endeu-
dado mucho constituye razón suficiente para reconsiderar los planes
y fijar los precios de modo que en lo futuro las cosas vayan mejor.
La cantidad cobrada por la enseñanza, pensión y residencia debiera
bastar para el pago de los sueldos del personal docente, para surtir
la mesa con abundancia de alimentos saludables y nutritivos, para
conservar el moblaje de las habitaciones, para conservar reparado el
edificio y hacer frente a otros gastos corrientes que sean necesarios.
Este es un asunto importante y no demanda un cálculo estrecho
sino una investigación consumada. Se necesita el consejo del Señor.
La escuela debiera tener ingresos suficientes no sólo para pagar los
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gastos corrientes que son necesarios, sino también para proporcionar
a los alumnos durante el curso escolar algunas cosas esenciales para
su trabajo.
No se deben dejar acumular las deudas año tras año. La clase de
educación más alta que pueda darse es la consistente en evitar las
deudas tanto como se evitaría la enfermedad. Cuando pasa un año
tras otro y no hay señales de que la deuda disminuya, sino más bien
de que aumente, debe hacerse un alto. Digan los administradores:
“Nos negamos a dirigir la escuela por más tiempo a no ser que se
idee algún sistema seguro.” Será mejor, sí, mucho mejor, cerrar la
escuela hasta que los administradores aprendan la ciencia de hacerla
marchar sobre bases de solvencia. Por causa de Cristo, como pueblo
escogido de Dios, dedicaos a la tarea de establecer un sólido sistema
financiero en nuestras escuelas.
Siempre que sea necesario elevar las tarifas en alguna escuela,
sométase primeramente el asunto a los patrocinadores de la institu-
ción, mostrándoles que los precios han sido fijados demasiado bajos
y que, como resultado, las deudas se acumulan sobre la escuela y
estorban la obra. El aumentar debidamente los precios de enseñanza
disminuirá posiblemente la asistencia; pero una gran asistencia no
debiera causar tanto regocijo como el estar libres de deuda.