Página 449 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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La obra del médico en favor de las almas
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Incontables son las oportunidades del médico para amonestar al
impenitente, alentar al desconsolado y desesperado, y aconsejar para
salud de la mente y del cuerpo. Mientras instruye así a la gente en
los principios de la verdadera temperancia y como guardián de las
almas da consejos a los que están mental y físicamente enfermos, el
médico desempeña su parte en la gran obra de preparar a un pueblo
para el Señor. Esto es lo que la obra médico misionera ha de realizar
en relación con el mensaje del tercer ángel.
Los ministros y médicos han de obrar armoniosamente y con
fervor para salvar a las almas que se están enredando en las trampas
de Satanás. Han de dirigir a hombres y mujeres a Jesús, su Justicia,
su Fortaleza, y la Salud de su rostro. Continuamente han de velar por
las almas. Hay quienes están luchando con fuertes tentaciones, en
peligro de ser vencidos en la lucha con los agentes satánicos. ¿Los
pasaréis por alto sin ofrecerles ayuda? Si veis un alma que necesita
ayuda, entablad conversación con ella aun cuando no la conozcáis.
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Orad con ella. Conducidla a Jesús.
Esta obra incumbe tan ciertamente al médico como al predicador.
Por esfuerzos públicos y privados, el médico debe tratar de ganar
almas para Cristo.
En todas nuestras empresas y en todas nuestras instituciones,
Dios ha de ser reconocido como el Artífice maestro. Los médicos
han de ser representantes suyos. La fraternidad médica ha hecho
muchas reformas, y ha de seguir progresando. Los que tienen en su
mano la vida de los seres humanos deben ser educados, refinados,
santificados. Entonces el Señor obrará por su medio para glorificar
su nombre.
* * * * *
La obra de Cristo en favor del paralítico ilustra la manera en que
hemos de trabajar. Por intermedio de sus amigos, este hombre había
oído hablar de Jesús, y pidió que se le llevase a la presencia del gran
Médico. El Salvador sabía que el paralítico había sido torturado por
las sugestiones de los sacerdotes, de que a causa de sus pecados, Dios
le había desechado. Por lo tanto, su primera obra consistió en dar paz
a su espíritu. “Hijo—dijo,—tus pecados te son perdonados.” Esta
seguridad llenó su corazón de paz y gozo. Pero algunos de los que