Página 48 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
Hermano mío, Dios no quiso nunca que Vd. estuviese en la
situación de pobreza en que se encuentra ahora. ¿Para qué le habría
dado ese físico? Vd. es tan responsable de sus facultades físicas
como sus hermanos lo son de sus recursos. Algunos de ellos saldrían
ganando si pudiesen cambiar su propiedad por las fuerzas físicas
de Vd. Pero si se encontrasen en su situación, mediante el empleo
diligente de sus facultades mentales y físicas no pasarían menester
ni deberían cosa alguna a nadie. Si las circunstancias parecen estar
contra Vd., no es porque Dios le tenga inquina, sino porque Vd. no
emplea las fuerzas que le ha dado. El no quería que sus facultades
se herrumbrasen en la inacción, sino que Vd. las fortaleciese por el
uso.
Trabajar es un deber
La religión que Vd. profesa le impone el deber de emplear su
tiempo tanto durante los seis días de trabajo, como asistir a la iglesia
el sábado. Vd. no es diligente en los negocios. Vd. deja pasar las
horas, los días y aun las semanas sin hacer nada. El mejor sermón
que Vd. podría predicar al mundo sería mostrar una decidida reforma
en su vida, y proveer para su familia. Dice el apóstol: “Si alguno no
tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe
negó, y es peor que un infiel.”
1 Timoteo 5:8
.
Vd. ocasiona oprobio a la causa domiciliándose en un lugar
donde permanece en la indolencia por un tiempo, y luego se ve
obligado a endeudarse a fin de proveer para su familia. Vd. no
es siempre escrupuloso en pagar esas deudas, sino que en vez de
hacerlo se traslada a otro lugar. Esto es defraudar a su prójimo. El
mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que
profesan ser cristianos de acuerdo con la Biblia. Por la indiferencia
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de un hombre en cuanto a pagar sus justas deudas, todos nuestros
hermanos están en peligro de ser considerados como deshonestos.
“Y como queréis que os hagan los hombres, así hacedles también
vosotros.”
Lucas 6:31
. Esto se refiere a los que trabajan con sus
manos tanto como a aquellos que tienen dones que conceder. Dios
le ha dado fuerza y habilidad, pero Vd. no las ha usado. Su fuerza
es suficiente para proveer abundantemente a las necesidades de su
familia. Levántese por la mañana, aun mientras las estrellas brillan,