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Joyas de los Testimonios 2
El propósito de un asilo de huérfanos no debe ser solamente
proveer a los niños con alimentos y ropas, sino colocarlos bajo el
cuidado de maestros cristianos que los educarán en el conocimiento
de Dios y de su Hijo. Los que trabajan en este sentido deben ser
hombres y mujeres de corazón grande, que se inspiraron con en-
tusiasmo a los pies de la cruz del Calvario. Deben ser hombres y
mujeres de cultura y abnegación; que trabajarán como Cristo trabajó,
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para la causa de Dios y de la humanidad.
A medida que esas personas sin hogar sean colocadas donde
puedan obtener conocimiento, felicidad y virtud y llegar a ser hijos e
hijas del Rey celestial, estarán preparadas para desempeñar un papel
semejante al de Cristo en la sociedad. Se las debe educar para que
ellas a su vez ayuden a otros. Así se extenderá la buena obra y se
perpetuará.
* * * * *
¿Qué madre amó jamás a su hijo como Jesús ama a los suyos?
El mira el carácter mancillado conun pesar más profundo y más
agudo que el de cualquier madre. Ve la retribución futura de una
mala conducta. Por lo tanto, hágase todo cuanto se pueda en favor
del alma descuidada.
* * * * *
Si los que no tienen hijos, pero han sido hechos por Dios admi-
nistradores de recursos, quisieran abrir su corazón para atender a
los niños que necesitan amor, cuidado y afecto, y les ayudaran con
bienes de este mundo, serían mucho más felices que ahora. Mientras
que haya jóvenes privados del cuidado compasivo de un padre y del
amor tierno de una madre, y expuestos a las influencias corruptoras
de estos postreros días, es el deber de alguien reemplazar al padre
y a la madre de algunos de ellos. Aprended a darles amor, afecto y
simpatía. Todos los que profesan tener un Padre celestial, del cual
esperan que los cuide y finalmente los lleve al hogar que ha prepara-
do para ellos, deben sentir la solemne obligación de ser amigos para
los que no tienen amigos, y padres para los huérfanos, de ayudar
a las viudas y de prestar algún auxilio práctico en este mundo en