Página 490 - Joyas de los Testimonios 2 (2004)

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Joyas de los Testimonios 2
Ha llegado el tiempo en que los colportores deben hacer una
gran obra. El mundo está dormido y, como atalayas, ellos han de
hacer repercutir la amonestación para despertar a los que duermen a
fin de que conozcan su peligro. Las iglesias no conocen el tiempo
de su visitación. Con frecuencia la mejor manera en que pueden
aprender la verdad, es por medio de los esfuerzos del colportor. Los
que salen en nombre del Señor son sus mensajeros para dar a las
multitudes que están en las tinieblas y el error las gratas nuevas de
la salvación en Cristo en obediencia a la ley de Dios.
Colabora con los ministros
Se me ha indicado que aun donde la gente oye el mensaje del
predicador, el colportor debe realizar su obra en cooperación con el
ministro; porque aunque el predicador presente fielmente el mensaje,
la gente no lo puede retener todo. La página impresa es por lo
tanto esencial, no sólo para despertarlos y hacerles comprender la
importancia de la verdad para este tiempo, sino para arraigarlos
y fundamentarlos en la verdad, y corroborarlos contra los errores
engañosos. Los libros y periódicos son los medios dispuestos por
el Señor para mantener constantemente el mensaje para este tiempo
delante de la gente. En cuanto a iluminar y confirmar a la gente
en la verdad, las publicaciones harán una obra mayor que el solo
ministerio de la palabra hablada. Los mensajeros silenciosos que
son colocados en los hogares de la gente por la obra del colportor,
fortalecerán la obra del ministerio evangélico de todas maneras,
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porque el Espíritu Santo impresionará la mente de los que lean los
libros, como impresiona la mente de los que escuchan la predicación
de la palabra. El mismo ministerio de los ángeles que acompaña a la
obra del predicador, acompaña también a los libros que contienen la
verdad.
* * * * *
Son llevadas al cielo las noticias de todo esfuerzo feliz de nuestra
parte para despejar las tinieblas y difundir la luz y el conocimiento
de Dios y de Jesucristo, a quien envió. El acto es presentado a los
seres celestiales, conmueve a todos los principados y las potestades
y despierta la simpatía de todos los seres celestiales.